Dentro del budismo, una doctrina filosófica y espiritual, existen los principios del karma y el dharma. Y mientras que el primero es comúnmente entendido como una relación de causa y efecto, el segundo apunta a las enseñanzas y al mejoramiento en nuestra calidad de vida, que nos conducirá a la felicidad y la paz en nuestro interior.
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Dharma es una palabra en sánscrito que tiene varios significados como: enseñar, mantener, verdad y protección. Implica que los problemas que afectan la vida de las personas tienen su origen en la ignorancia, por lo que su práctica ayuda a la eliminación del sufrimiento.
¿Cómo funciona en las relaciones?
Las relaciones dhármicas están enfocadas en el crecimiento compartido de los involucrados. No se trata de los aprendizajes que una persona puede obtener de la otra, o viceversa, sino del camino que ambos deciden recorrer en conjunto y de las lecciones que aprenderán cada uno mientras se apoyan mutuamente.
Las parejas dhármicas tendrán aprendizajes, pero estos serán individuales y tendrán que ver con otros aspectos fuera de su relación de pareja. Es decir, trabajo, amistades, salud, entre otros. En este recorrido, pueden contar con el apoyo de su pareja, la que también funcionará como un compañero de viaje.
Para cumplir dicho propósito, es necesario que la pareja posea una conexión profunda. Incluso, se cree que las relaciones dhármicas suelen darse con el «alma gemela», aunque esto no ocurre en todos los casos. Este tipo de vínculos suelen entregar una sensación de tranquilidad y estabilidad que las hace atractivas para quien sabe de ellas, pues permite que las personas se enfoquen en sus aprendizajes individuales.
¿En qué se diferencian de las relaciones kármicas?
Mientras que las relaciones kármicas se ajustan a la noción de causa y efecto, enfocándose en los aprendizajes que una persona tiene que realizar para evolucionar y sanar los desequilibrios de vidas pasadas con miras hacia las consecuencias del futuro, las relaciones dhármicas se enfocan en la búsqueda de paz y felicidad en el presente.
Pese a estas diferencias, ambos tipos de relaciones son positivas para las personas, puesto que las ayudan a crecer en algún aspecto de su vida.