Comenzamos a pensar en los objetivos que nos gustaría establecer para mejorar nuestra vida y bienestar, y nunca faltan las metas relacionadas con bajar de peso y alimentación.
Finalmente, llegan las fiestas, comemos y bebemos más de la cuenta, pasamos la reseca y las consecuencias de las celebraciones con mucha entereza y, cuando recuperamos la conciencia, nos comprometemos al 100% con nuestros objetivos de peso, alimentación y vida saludable.
Entonces, comenzamos con la dieta de moda, bajamos nuestra ingesta de calorías y comenzamos a ejercitar para eliminar esos kilos extra lo más rápido posible, y recuperar nuestra línea. Al poco andar, nuestro compromiso pierde fuerza y la inercia de los viejos hábitos, y el hambre, retornan con fuerza. Volvemos a comer, guardamos las zapatillas y rebotamos, aún con más fuerza, perpetuando la fatiga y el sobrepeso. ¿Por qué sucede esto? Existen dos razones principales:
- Comer menos y ejercitar más te hará subir de peso. En términos generales, consumir más calorías que las que nuestro cuerpo necesita nos llevará a almacenar grasa y subir de peso. Es por esta razón que la recomendación general para adelgazar es crear un déficit calórico, es decir, consumir menos calorías que las que gastamos. ¿Cómo? Haciendo dieta y ejercicios.
Nuestro metabolismo es un sistema mucho más complejo que una simple ecuación de termodinámica. Por lo tanto, al crear un déficit calórico continuo, generamos un desajuste metabólico que nos llevará directo al temido efecto rebote de las dietas y gimnasio.
Nuestro cuerpo está diseñado para sobrevivir y, tan pronto como restrinjas las calorías que ingieres, tu cuerpo hará lo imposible para evitar la inanición, incluyendo lo siguiente:
- Modifica la producción de las hormonas que controlan el apetito. El hambre aumenta y la sensación de saciedad disminuye. Entonces, nos sentimos hambrientos. ¡Incluso después de comer!
- ¡Eso se ve delicioso! Reducir calorías altera la manera el cómo pensamos y percibimos la comida. Los estudios muestran que quienes hacen dieta se vuelven hiper enfocados en la comida. Incluso, sienten que los alimentos huelen y saben mejor.
- El objetivo nunca debe ser perder peso. Es clave establecer objetivos claros y concretos para implementar cambios que nos ayuden a mejorar nuestra vida, pero, cuando nuestras metas no son claras, tendemos a fallar y a dejar atrás nuestros esfuerzos.
Un error muy común es elegir el objetivo de bajar de peso. ¿Por qué? Porque siempre hay una motivación mucho más profunda detrás de esta necesidad de adelgazar. Puede ser mejorar nuestra autoestima, quizás hay un problema de soledad, o bien, sabemos que debemos hacer un cambio para prevenir enfermedades y así darle lo mejor de nosotros a nuestra familia. Entonces, el peso deja de ser el objetivo y se transforma en uno de los mecanismos que te ayudarán a cumplir tu anhelo de una vida mejor. Si no tienes claridad de cuál podría ser tu objetivo, pregúntate cinco veces: “¿Por qué quiero bajar de peso?”
Si tu objetivo para el 2020 es mejorar tu salud y bienestar, no hagas dietas. Enfócate en hacer la transición a una alimentación basada en alimentos reales, frescos y estacionales y verás cómo en un corto tiempo te sentirás como nunca. ¡Ah!, y no te sorprendas si bajas de peso sin mayor esfuerzo.
Les comparto tres tips que te pueden ayudar en el proceso:
- Come proteínas y fibra antes de salir. Si se te hace muy difícil resistir la tentación en un evento social, antes de salir, asegúrate de comer algo rico en proteínas y fibra. Esta combinación es la mejor manera de generar saciedad. Verás como tus niveles de ansiedad disminuyen.
- Evita opciones que contengan jugo, bebidas y licores dulces aunque sean light. Prefiere el vino y evita opciones calóricas como la cerveza.
- No dejes que te lleven por el “mal camino”. Es importante aprender a decir a que no, no sólo demuestra seguridad en nosotros mismos, sino que además es una muestra de amor propio en pos de nuestro bienestar y salud.
Un abrazo y felices fiestas. @matias_health_coach / www.kinucoaching.com