Quienes padecen ansiedad saben que es como vivir con un monstruo que te consume día a día. Aparece cuando menos lo esperas pero hacerla desaparecer se convierte en un martirio. A pesar de que es uno de los trastornos mentales más comunes, suele ser malentendida.
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Es una lucha constante y debilitante y aunque es posible tratarla, no desaparece tan fácil. Es a través del trabajo diario, con ayuda de un profesional y el apoyo de nuestros seres queridos y de mucha voluntad y paciencia, que podemos salir adelante. Si llevas un tiempo luchando contra este trastorno, es seguro que ya conoces tus límites y entiendes las reacciones de tu cuerpo. Por eso, seguro estás consiente de las lecciones que ésta te ha dejado:
Nunca se sabe lo que pasa dentro de la cabeza de alguien.
Las personas con trastornos de ansiedad son expertos en pretender que todo está bien. Uno puede verse relajado y que todo está bajo control sin embargo, en el exterior hay un caos intenso. La ansiedad te ayuda a entender que hay corazones más frágiles que otros y que no todos manejan el dolor o las preocupaciones de la misma manera. Nunca subestimes ni juzgues las emociones ajenas. porque no sabes por lo que están pasando.
Hablar al respecto
Hablar de trastornos mentales es complicado. Nuestra mente dice que nadie nos entiende por lo que preferimos ocultarnos en nuestro caos. No queremos molestar pero al mismo tiempo queremos gritarlo todo. Con el tiempo, aprendes que no hay nada más importante que hablar al respecto y nombrar el padecimiento como lo que es: ANSIEDAD. Expresa tus necesidades y deseos a los demás. Habla sobre tus pensamientos y sentimientos, en lugar de mantenerlos en secreto, les da mucho menos poder.
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El autocuidado y el amor propio son prioridad
Vivir con ansiedad te hace entender lo importante que es cuidarte. Establecer una rutina de cuidado personal es una gran ayuda para mantener la calma;. Te da seguridad y una especie de alivio. Esto implica hacer ejercicio, meditar, comer sanamente, leer o cualquier cosa positiva que te haga olvidar el mundo exterior y tus problemas. Si necesita un día de salud mental, tómalo. Come helado, toma una siesta, visita a un terapeuta, mira Netflix, sal a caminar … lo que sea que te haga sentir mejor, hazlo. Nunca te sientas culpable por cuidarte a ti misma. Todos necesitamos un descanso de vez en cuando.
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Escucha a tu cuerpo
Tu cuerpo envía señales de advertencia antes de que las cosas se pongan realmente mal. Dolores de estómago, falta de aire, dolor de cabeza, debilidad…todos pueden ser síntomas de ansiedad. A menudo elegimos ignorar este tipo de síntomas con la esperanza que desaparezcan solos pero no es así. Es importante darles atención y reaccionar de inmediato. La mente y el cuerpo están íntimamente relacionados. Así que es importante mantener la calma para evitar que la angustia se refleje en el cuerpo.
Obtener ayuda no lo convierte en un fracaso.
Ya sea que la ayuda signifique tomar medicamentos recetados, o hablar con un profesional de salud mental, llamar a una línea de ayuda para suicidios o simplemente pedirle a su mejor amiga que vaya de compras con usted, está bien pedir ayuda. De hecho, si lo piensas, pedir ayuda no lo convierte en un fracaso. Te hace un éxito saber lo que necesitas y articularlo.
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