La ansiedad es un monstruo que te consume día a día. Aparece cuando menos lo esperas y hacer que se vaya, puede ser una tortura. Todos experimentamos ansiedad; es un estado humano natural. La ansiedad nos ayuda a identificar y responder al peligro sin embargo, cuando ésta se sale de control y se vuelve persistente, puede convertirse en un pesado bloque que no te deja avanzar.
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Es entonces cuando se convierte en ataques de pánico, fobias y comportamientos obsesivos; cuando sientes que te falta el aire, que todo es un peligro constante y que estás completamente sola. Esto puede tener un impacto verdaderamente debilitante.en nuestras vidas, lo que termina dañando nuestra salud física y mental.
La ansiedad no es un estado de ánimo, es una enfermedad que requiere de terapia. Es por ello que existen personas que han estudiado para tratar la ansiedad y otras enfermedades mentales que nos afectan. Y no, no significa que estás «loca» o «mal de la cabeza».
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La ansiedad es una reacción a una situación que percibimos como estresante o peligrosa. Esto produce una respuesta al estrés en tu cuerpo, específicamente, el hipotálamo del cerebro que activa el sistema nervioso simpático para liberar norepinefrina (también conocida como adrenalina) y cortisol (una hormona del estrés) para evitar daños. Acompañarte de un especialista es importante para que te guíe y aprendas a controlar estas emociones intensas.
¿Cuándo debes acudir a una terapia? Si la ansiedad interfiere con tu vida diaria, independientemente de lo que hagas, esa es razón suficiente para ver a un profesional de la salud mental.
No todas las psicoterapias son iguales y no todos requieren la misma atención. Lo que es un hecho es que no tienes que vivir con ansiedad ni miedo y mucho menos tienes que vivirlo sola.
Deja de asociar la figura del psicólogo con una persona que sólo apunta en una libreta, asiente con la cabeza y te pregunta «¿y con eso, cómo te sientes?». Deja de pensar que es vergonzoso acudir a terapia. Deja de pensar en el «qué dirán». Ir a terapia es necesario, incluso aunque no tengas un trastorno diagnosticado. Todos podemos (y deberíamos) acudir a una por infinidad de motivos: desde estar pasando alguna situación estresante de la vida, hasta para mejorar algunas habilidades personales o para una toma de decisiones que nos sobrepasa.
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Ver a un terapeuta puede provocar ansiedad por sí solo, pero una vez que lo intentes, verás cómo te quitarás un peso de encima. Vale la pena dejarse ayudar.
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