La ansiedad suele ser uno de las enfermedades mentales más malinterpretadas de todas. A pesar de que también es una de las más comunes, suele confundirse e ignorarse. Y es que no se trata solamente de «sentirte nerviosa» o «morderte las uñas».. Todos nos hemos sentido nerviosos ante algo que desconocemos, ante una situación nueva o desafiante, ya sea en cuestiones del trabajo o la escuela, citas románticas o reuniones sociales. Sin embargo, es una situación que superamos. Cuando una persona padece ansiedad, eso no es tan simple.
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De hecho, cosas que pueden ser tan banales como caminar a casa o salir a la calle a ciertas horas, se convierte en un martirio en donde te falta el aire, hay un exceso de sudoración, sientes hormigueo en el cuerpo y te bloqueas.
Quienes están cerca de alguien que padece ansiedad asumen que sus crisis son un lapsus pasajero y que lo único que necesitan es calmarse. Sí, es importante recuperar la calma pero un «cálmate» no mejora la situación.
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Decirle a alguien con ansiedad que se calme es como decirle a alguien con resfriado que deje de estornudar. La ansiedad implica estar en un estado de estrés constante o casi constante. Es una sensación profundamente desagradable y frustrante. Si alguien con ansiedad fuera capaz de calmarse con una orden, lo haría sin dudarlo.
Nadie con ansiedad quiere pasar por una crisis pero no es tan fácil controlarse. Además, algunas personas encuentran que el hecho de que se les diga que se calmen como algo que aumenta su ansiedad, porque se sienten frustrados o culpables por no poder hacerlo.
Así que no, quienes padecen ansiedad no necesitan «calmarse», necesitan comprensión.
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Necesitan espacio, necesitan saber que están para ellos, que son amados y que no son una carga.
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Aunque es importante mostrar apoyo, las «palabras bonitas» no son la mejor opción sino el que sientan que estás presente y que comprendes por lo que pasan, aunque no sea así. Ofrecerle un poco de espacio a alguien si realmente lo necesita puede ser de mucha ayuda.
El hecho de saber que hay alguien ahí puede ser un gran consuelo para quien padece ansiedad. Y aunque muchas veces se niegan a pedir ayuda, ya que no quieren molestar a otros con sus problemas, expresarle a un ser querido que estás ahí es un buen comienzo para abrir comunicación y sanar. Hay muchas formas de brindar ayuda y la primera, es informarse para tratar de entender de qué va la ansiedad y no caer en mitos y estigmas.