Las mujeres libres son las más interesantes cuando se trata de vivir. Tienen una especie de energía magnética que hace que sus movimientos sean tan hipnotizantes. Ellas son capaces de verte a los ojos y hacerte caer en sus redes sin pensarlo. Tienen grandes expectativas hacia el amor pero mantienen los pies en la tierra, a sabiendas de que merecen ser felices por encima de cualquier cosa. Por ello, viven la vida a su modo, bajo sus propias reglas.
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Las mujeres libres no dejan que las personas tóxicas se queden en su vida, porque saben que son las primeras en atarlas y cortarles las alas. No importa si ha conocido a alguien durante toda su vida, si se convierten en una fuente de estrés, no dudará en alejarlos de su vida.
Sí, ellas tienen inseguridades como cualquier otra persona pero no dudan en expresar sus emociones ni que también son vulnerables. Saben que abrir su corazón y su alma requiere fuerza pero que es importante hacerlo para mantenerse auténticas.
Estas mujeres viven libres de las expectativas de en quién deberían convertirse. Viven libres de las reglas y protocolos y no se dejan agobiar por los estigmas. Al contrario, se aman tanto que saben abrazarse cuando sienten que el mundo se derrumba porque «no son lo que deberían ser».
Son mujeres inquietas, cuyos ojos brillan con una chispa única. Mujeres que ríen y bailan sin importar quién las mire. Sus brazos están siempre extendidos, listos para nuevos mundos, historias, cuerpos y sueños más allá de su alcance.
Las mujeres libres viven la vida como quieren porque su corazón es salvaje. Las mujeres libres viven y aman con valentía, nos inspiran, nos construyen, nos definen y nos cambian.