«Es solo un baile», dicen pero a veces es todo lo que necesitas para aprender las lecciones de vida más valiosas.
Bailar es estar en sintonía con tu cuerpo, mente y espíritu. Es olvidar todo lo que te agobia y sentir los latidos de tu corazón al máximo.
Bailar es divertido y emocionante; calma nuestra alma y nos hace sentir bien. El baile es una gran motivación en la vida, un motor para tu felicidad que te construye como persona, que te da confianza y que te enseña a gozar los pequeños instantes.
«Bailar es una pérdida de tiempo», dicen pero te enseña el valor del trabajo duro y la perseverancia. A través de cada giro, cada compás y cada caída, es que la danza te enseña a levantarte, a ponerte metas y salir adelante con un nuevo paso que creías imposible.
Bailamos a través de tus pasiones y los deseos más profundos y aprendemos que todos somos cuerpos con capacidades y limitaciones y eso está bien, porque cada compás se convierte en un impulso a dar siempre más.
Por donde lo veas, el baile es una gran motivación en la vida, un motor para tu felicidad que te construye como persona, que te da confianza y que te enseña a gozar los pequeños instantes. Puede ser desafiante en un principio, puede que te de pena que te vean moverte pero una vez que te dejes llevar, lo dominarás y te sentirás más segura de ti misma.
Bailar puede ser difícil de aprender pero con cada movimiento, aprendes lo importante que es tener perseverancia. Sí, hay momentos en los que crees que no entiendes nada, pero de repente todo hace «clic» y los movimientos se unen para crear una obra de arte hermosa. La disciplina a menudo va de la mano con la perseverancia. Aprender una rutina de baile y adherirse a las reglas; perseverar hasta que todo salga bien, realmente nos enseña autodisciplina. Así es la vida.