Ser tía es una de las sensaciones más maravillosas del mundo. Siempre se está hablando de la tremenda felicidad que experimentan las madres con sus hijos, pero nadie presta atención en las tías: esos seres generosos, siempre sonrientes, que harían cualquier cosa por sus sobrinos.
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Da igual lo cansadas o estresadas que estén: siempre sacarán tiempo de donde no lo hay para hacer sonreír a los hijos de sus hermanos.
¿Qué hace de una tía alguien tan especial?, ¿qué la diferencia del resto?, ¿por qué son siempre un importante ejemplo para sus sobrinos?
La verdad es que las tías son unas segundas madres, siempre dispuestas a ayudar a sus hermanos con los niños. Son una versión materna mucho más parecida a una amiga.
Por estas cinco razones ser tía es súper genial y una experiencia única:
Eres la confidente y la mejor amiga
Ser tía es mucho más fácil a la hora de acercarse a los niños. Eso te convierte en la persona perfecta para ser su compañera confidente, de juegos, su mejor amiga. Saben que no vas a contar ni uno solo de sus secretos y que vas a aconsejarles de la mejor manera posible.
Tus sobrinos son parte de ti
Aunque no seas la madre biológica, tú también sientes esa fuerte conexión con tus sobrinos. Los conoces a la perfección, sabes cuáles son sus fobias y sus gustos, y tu única preocupación es verlos felices. Si alguien tratara de hacerles cualquier daño, tú serías la primera en lanzarte al ataque.
Te hacen volver a ser niña
Con ellos vuelves a descubrir lo divertido que es soñar y saltar bajo la lluvia. Los sobrinos son pequeños maestros que te enseñan la sencillez de la vida y a ver el mundo con otros colores. Con ellos te das cuenta de que la mayoría de tus terribles problemas tienen solución.
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Creen que eres su ídolo
Te tienen en un pedestal y es muy difícil que te bajen de ahí. Todo lo que haces es motivo de orgullo, hablan de ti a sus amigos y amigas, y siempre quieren que les cuentes todas tus historias. Son tu mejor club de fanáticos, a los que más fascinas, siempre dispuestos a subirte la autoestima. Gracias a ellos te acabas dando cuenta de que has aprendido a quererte y a valorarte un poco más.
Maduran mutuamente
No recuerdas cómo podías haber vivido sin ellos. Muchas veces incluso te preguntas si alguna vez podrás querer a tus propios hijos como los quieres a ellos, aunque sabes que la aventura de ser madre también te aportará cosas apasionantes. Ser tía te hace madurar como persona y te enseña sobre todo, lo maravillosa que puede llegar a ser la vida.