Somos una generación muy compleja. Nos dicen que debemos ser los mejores, que debemos salvar al mundo y que debemos cumplir con los estándares de perfección social. Pero tenemos tan poco tiempo para todo que olvidarnos salvarnos a nosotros mismos y por alguna razón terminamos conformándonos con menos de lo que realmente merecemos. Todo el mundo excusa al otro «por la falta de tiempo» y porque «peor es nada» pero es momento de darte cuenta quién está dispuesto a amarte y quién no.
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Dejar ir a las personas que no están listas para amarte, es la cosa más difícil que tendrás que hacer en tu vida, pero vale la pena, aunque duela.
Deja aparecer frente a la gente a la que le es indiferente a tu presencia. Deja de pelear con quien sólo habla para provocarte y ofende. Por instinto harás todo lo que puedas para ganarte la aprobación y el amor de todos pero es una lucha que no vale la pena. Al final, sólo acabará con tu tiempo, tu energía y tu cordura. Porque en tu interior sabes que no te van a querer como quisieras. Y al final será más frustrante.
Sé que es fácil acostumbrarse a una persona que está ahí para llenar pequeños vacíos. Pero sin darte cuenta, pierdes de vista tu propio valor. No te quedes sólo con piezas. Mereces amor, mereces alguien que te hable con respeto y cariño, alguien que te ponga primero, que te de el mundo y te aprecie por todo lo que eres. No merece tu tiempo alguien que está a medias, alguien que aparece cuando quiere o a quien tienes que forzar a amarte. Nadie está forzado a hacerlo pero tú no estás forzada a salvarlos, cambiarlos ni convencerlos de nada.
Es momento de que hagas un verdadero esfuerzo para vivir tu vida de la manera que quieres vivirla. Para disfrutar de los pequeños momentos y abrazarte por quien eres. Porque créeme, eres hermosa sin importar lo que digan los demás.
