El perdón es poderoso, tiene el poder de sanar tu corazón, de levantar y establecer tu espíritu, de liberarte y reiniciarte. Pero a veces en el amor y las relaciones, perdonamos a las personas equivocadas. Sin darnos cuenta dejamos entrar personas a nuestra vida que nos hacen daño, que nos lastiman constantemente y creemos que debemos perdonarlos para que sigan en ella como si nada para después repetir el ciclo.
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Aceptar las disculpas de las personas que te han destruido o perdonar incluso cuando no lo han pedido es una forma de aliviar el dolor en tu corazón. Pero a veces su presencia sigue lastimándote por eso, perdonar a quien te hizo daño, no es sinónimo de dejarlo en tu vida.
Perdonar a alguien no significa que darle un boleto de regreso a tu corazón. No significa que les debes abrir las puertas de tu vida y les des la llave. para que entren y salgan cuantas veces quieran. Perdona aunque probablemente no lo merezcan. Lo único que significa es el alivio que el perdón trae a tu corazón al saber que no tienes que cargar con sus malas acciones más.
Mereces más. Mereces ser amada y apreciada de la misma manera en que tu amas y aprecias al otro. Quien te hace daño y vuelve a tu vida, no te dará nada de eso.
Puedes perdonar a alguien por engañarte, por darte la espalda, por romper tu corazón, por no ponerte primero o por alejarse cuando lo necesitabas, pero eso no significa que tengas que confiar en esa persona otra vez.
Perdonar no significa que tengas que mantener una relación con alguien que ha destruido la base de todo lo que construiste. No importa si es un amigo o un amor, perdonar no significa que tengas que mantener cerca a quien te traicionó. No tienes que seguir involucrándote en su vida ni esa persona en la tuya.
Pero perdonar calma tu ansiedad, aminora tu rabia y amortigua el dolor; así que no dejes de hacerlo. Recuerda que el rencor y el coraje sólo te roban el aliento y evitan que te concentres en quien sí vale la pena conservar a tu lado.
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No estás mal si perdonas y te alejas de esa persona. De hecho, es la mejor decisión que puedes tomar. No tienes que hacerlo frente a frente, puedes hacerlo incluso en silencio y alejarte sin dar explicaciones; después de todo, tú misma sentirás el alivio que te trae. Quien te lastima, sabrá por qué lo estás haciendo así.
No te sientas presionada por mantener una relación con alguien que te ha roto. No sientas que tienes que continuar con una persona que ha buscado romper con tu esencia. Hay un punto en el que solo te estás lastimando más al dejar que esa persona permanezca.
Recuerda tu valor y grábate que mereces un amor que no se vaya, que te ame por completo y que saque lo mejor de ti siempre. Perdonar no te debilita, al contrario, te da fuerza, pero dejar a quien te lastima, vuelve a tu corazón un blanco fácil. Ten la fuerza suficiente para dejar ir, para seguir adelante y sobretodo para dejar a esa persona en tu pasado.