El corazón y el cerebro nunca han estado aislados. Ambos órganos se encuentra unidos por las sensaciones que se producen en nuestro cuerpo y que se evidencian mediante terminaciones nerviosas. De la misma manera que sucede cuando estas enamorado, un sentimiento que se expresa en diversas reacciones de nuestro organismo.
Así, lo explicó recientemente, Daniel López Rosetti, médico especialista en clínica médica y cardiólogo: “El cerebro no es igual con o sin amor. Un cerebro enamorado es diferente. En una situación de amor se produce una elevación de adrenalina, un aumento de dopamina y una disminución de serotonina”.
El experto señaló, además, que el cerebro es capaz de cambiar de estructura debido a su plasticidad, lo que le permite formar diferentes conexiones neuronales en determinadas circunstancias. Además, el “amor y odio conviven en la misma área cerebral”, especificó el especialista.
Y es que “existen áreas cerebrales que se activan solo ante el estímulo del amor, como en el caso de la ínsula o quinto lóbulo cerebral”, añadió López. Lo que lleva a entender que este profundo sentimiento es “un reflejo de un área que se activa en el cerebro, que por el contrario, en la emoción de deseo sexual se localiza en otra área”.
“Cuando se invita a una persona a que haga referencia al ser que ama, los escáneres cerebrales revelan que se activa específicamente la parte anterior del lóbulo de la ínsula. El sentimiento de amor es un reflejo de la activación de esta área de nuestro cerebro. En cambio, el deseo sexual se localiza en la parte posterior del lóbulo de la ínsula”.
“Como vemos, en esta región cerebral habitan ambas funciones. La atracción sexual es base y cimiento del amor y el amor contiene en su seno el deseo. Y como ínsula significa isla podríamos decir que en una isla del cerebro conviven el amor y el deseo”, agregó el especialista Daniel López Rosetti.