Muchas personas comen solo para saciar el hambre, no para nutrirse correctamente. Es algo vital para tu organismo y puedes lograrlo gracias a los llamados alimentos funcionales.
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De la dieta diaria que tengas depende lo bien que te sientas y esa es la premisa de los alimentos funcionales: son productos capaces de beneficiar tu salud más allá de la nutrición que te proporcione, explica la International Food Information Council Foundation en su página web.
Se trata de comer ciertos productos sabiendo que pueden proporcionarte beneficios y nutrientes específicos según tus deseos, requerimientos o problemas de salud, como las frutas, verduras y legumbres. Que tengan una determinada función para mejorar el funcionamiento de tu organismo.
¿Cuándo se puede hablar de alimentos funcionales?
No todos los alimentos son funcionales: un pastel de cumpleaños y una pizza no son platos funcionales, ya que deleitan el paladar pero están llenos de grasas saturadas y azúcares que en nada te benefician.
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Cuando se utiliza el término ‘funcional’ es porque el alimento que te comerás contiene ciertos componentes y nutrientes que normalmente no consumes y que te servirán para un propósito en específico.
Por ejemplo, al comer atún no solo estarás disfrutando de la comida: los ácidos grasos omega-3 que contiene contribuyen en el mantenimiento de la función mental y visual.
Lo mismo ocurre al comer frutas como las cerezas y las uvas negras: su sabor es exquisito pero al consumirlas, estarás reforzando las defensas antioxidantes de las células, además, contribuye al mantenimiento de las funciones cerebrales.
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Así mismo, los alimentos funcionales elevan la disponibilidad en tu organismo de ciertos componentes que son beneficiosos para la salud y que te ayudarán a estar saludable.
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Los alimentos funcionales también puedes ser intervenidos para potenciar sus propiedades
Estos productos pueden ser completamente naturales, sin intervención alguna por parte del hombre, pero también puede ser manipulados para añadir algún componente o quitárselo.
Cuando ves en los anaqueles del supermercado cereales o lácteos “enriquecidos con vitaminas y minerales”, es un ejemplo común de alimentos funcionales.
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Tipos de alimentos funcionales
Probióticos: se trata de alimentos que contienen “bacterias vivas que tienen efectos en el intestino”, explicó el portal Vivo Sano. Esto mejora la función digestiva e intestinal, disminuyendo intensidad de las diarreas.
Prebióticos: en este caso, los alimentos promueven el desarrollo de determinadas bacterias beneficiosas presentes habitualmente en el intestino que ayudan a su correcto funcionamiento.
Fibra: presente en cereales, legumbres, frutas y vegetales, contribuyendo así mismo al buen tránsito digestivo e intestinal, también disminuyen el colesterol en la sangre.
Omega-3: se encuentra principalmente en los pescados y es un factor clave en la prevención de enfermedades como el cáncer de mama.
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