Un corazón roto significa más que tristeza; es un cerebro roto. Tienes problemas para concentrarte en el trabajo, para motivarte a ti misma para hacer tus tareas e incluso tienes problemas para pensar en algo, excepto por la persona que se alejó.
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No quieres levantarte de la cama ni saber del mundo. Después de todo, no hay razón para que te enfrentes al día. Lo único que esperabas hacer era hablar con esa persona, verla, amarla y recibir lo mismo a cambio. Pero sabes que no pasará y eso es un golpe durísimo.
Un corazón roto implica muchas cosas: sueños rotos, promesas incumplidas y expectativas pisoteadas pero también podría llevarte a algo peor.
Desafortunadamente en algunos casos, una ruptura se convierte en un factor de estrés emocional traumático, lo cual puede ser suficiente para causar un verdadero daño físico al corazón. En medicina se le denomina cardiomiopatía tako-tsubo (SYK) pero en términos más coloquiales es conocido como «síndrome del corazón roto».
El término se acuñó en 1990, cuando los médicos descubrieron que las personas presentaban los síntomas de un ataque cardíaco tras haber sufrido una ruptura amorosa. Sin embargo, cuando se realizaron angiogramas cardíacos en busca de coágulos sanguíneos, característicos de un ataque cardíaco, se encontraron con que estaba completamente limpio.
Lo que sucede con una cardiomiopatía es un debilitamiento del músculo del corazón. Lo curioso es que los médicos a menudo han encontrado que un estresante emocional o mental, como la pérdida de un ser querido o un divorcio, puede provocar dichos síntomas y llevar incluso a la muerte.
El caso de Debbie Reynolds, madre de la actriz Carrie Fisher, quien murió el día después de que Fisher falleciera a fines de 2016, es un ejemplo del «síndrome del corazón roto». Y es que se cree la inesperada muerte de la «princesa Leia» pudo ser la causa del deceso de su madre.
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Así mismo, existen varios casos de parejas que han estado juntas durante largos períodos de tiempo que a menudo mueren con unos días de diferencia de su pareja. Porque sí, el dolor a veces puede ser tan fuerte, que es como si tu corazón estallase.
Los síntomas más comunes son el dolor en el pecho y la falta de aliento. Los pacientes también suelen tener un electrocardiograma anormal, un ecocardiograma anormal y un biomarcador elevado en la sangre. En conjunto, las personas con el síndrome se presentan como si tuvieran un ataque al corazón.
En todo caso, el síndrome revela que el vínculo entre nuestros corazones y nuestras mentes es mucho más literal y frágil de lo que jamás hubiéramos imaginado.