Todos hemos caído en las garras de un hombre que no nos respeta ni valora como todo ser humano se merece. Estos son conocidos como patanes, aquellos que no temen lastimarte, que te sexualizan, que son egoístas y siempre anteponen tus necesidades.
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Creemos inconscientemente que podemos cambiarlos, que si están con nosotras serán diferentes o simplemente que así es el amor. Normalizamos estas actitudes y a veces es muy tarde cuando nos damos cuenta que no es así.
Siempre sabemos que no convienen
Podemos saber que no nos conviene, que merecemos más, que ahí no vamos a encontrar un futuro feliz y aun así…nos obsesionamos. No siempre tiene que ver con una baja autoestima, en ocasiones se convierte una adicción, un reto, un miedo a no encontrar jamás alguien que nos haga sentir lo que esa persona provoca en nosotros.
No hay consejo ni plática que nos haga salir de ahí, solo nosotros podemos poner un alto y alejarnos. ¿Cuál es el momento correcto? No hay un momento indicado. Lo ideal sería jamás someternos a esas arenas movedizas que solamente causan ansiedad, un eterno nudo en el estomago, una obsesión en redes sociales y un desazón cada vez que nos recostamos y evaluamos nuestro comportamiento.
Sin embargo, la vida nunca es así de fácil. A veces ya estamos totalmente enamoradas de esa persona que nos habla solamente cuando está aburrido, que nos puede hacer sentir como la persona más importante y en segundos la más insignificante.
Qué sigue después
Poco vale el arrepentimiento cuando has tenido una historia así. No puedes cambiar el pasado, solamente debes aprender de él. De nada te sirve repasar una y otra vez los errores que llegaste a cometer.
Trata de respirar y que la presión no te deprima. Te enamoraste de un patán, dejaste tu dignidad a un lado por unos meses y/o años. Está bien, todos hemos caído con una persona así y eso solamente nos vuelve humanos.
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Todos somos capaces de cometer errores y esos no tienen que definirnos. La situación está en no saltar de un patán a otro. Simplemente aprender que perderte para amar no es romántico ni es saludable.
Las relaciones son difíciles, sí, pero no son tóxicas. No te hacen sentir mal, inseguras, ni atentar con tu salud mental todo el tiempo.Trata de deslindarte de los estereotipos que suelen romantizar el maltrato mostrando que la chica siempre puede cambiar la actitud de cualquiera.