Un libro para los que perdieron el rumbo
Muchas veces sentimos que la crisis existencial se vuelve un visitante recurrente en nuestras vidas. Nos cuestionamos una y otra vez si las decisiones que tomamos son las correctas, si las personas que están a nuestro alrededor son fieles, y nos sentimos extranjeros en nuestra propia piel sin saber si hay respuestas erróneas o no.
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Es normal sentirnos perdidos en nuestras propias vidas, y sentir que nos asfixiamos entre problemas, sentimientos y relaciones. La literatura se ha destacado por ser el guía espiritual que las personas están buscando sin saberlo. Entre las páginas de los libros podemos conectarnos con mentes sabías, con otros tiempos y con culturas distintas.
A veces es necesario escuchar la voz de los autores que han dejado su legado entre tinta y hojas de papel. Uno de estos casos es Herman Hesse, uno de los autores que entiende todo sobre sentir que no encajamos en el mundo y sus reflexiones son un bálsamo para las alma heridas.
Herman Hesse |
Herman Hesse, el líder de los perdidos
Herman Hesse es uno de los clásicos que ha trascendido a nuestra época por su genialidad y su forma de entender a los incomprendidos. Es el padre de los marginados y los ampara en sus escritos al darles a entender que está bien sentirse así.
Por eso si sientes que no encajas en lo convencional debes leer ahora mismo a este autor. En especial una de sus obras más importantes: Siddhartha. Aquí podrás encontrar y sentirte identificado en la búsqueda de un camino personal, de lo que significa encontrarse a sí mismo y perderse en el intento.
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Un poco Siddhartha
Ha sido considerado una inspiración, una expresión esencial, una guía para muchos. No es religiosa, pero sí espiritual; no es un poema, y aun así es considerado como uno. No es la verdadera historia, pero se ha llegado adoptar como una; no es un libro sobre vicios, pero aun así los involucra; tampoco es una historia de amor, pero contiene una.
Es aquella novela que te libera, que te demuestra que no eres un marginado, que te comprende con cada línea.
Al final, el vicio, los errores, los precipicios que nos abaten, no son absolutos, ni tampoco son capaces de definir nuestro rumbo. No existe un solo destino como aprendimos a creer, en realidad, son nuestras decisiones lo que nos impiden avanzar, o nos hacen llegar a donde queremos.