La vida es extraña. A veces te enamoras de la peor persona del mundo y a veces encuentras a alguien adorable que responde a tus valores pero por alguna razón, el universo simplemente no los quiere juntos.
Parece una locura creer en la compatibilidad de signos y en las llamadas almas gemelas cuando se trata de romper con alguien de quien todavía estás enamorada. Es decir, si amas a alguien, deberías estar con esa persona, ¿no?
Las relaciones terminan por muchas razones distintas que no tienen que ver con una traición o un desacuerdo tóxico. A veces terminan sin ningún motivo y tomar la decisión de hacerlo pone en jaque hasta al más cuerdo. Pero puede llegar un punto en el que la relación simplemente no está bien y se vuelve injusto para ambos. Las cosas que no se sienten «bien» son una razón legítima para romper con alguien y si tienes que tratar de convencerte de mantenerte en una relación (por la razón que sea), probablemente no deberías estar ahí.
No tiene que estallar una guerra o un odio donde es evidente que no hay. A veces el final no tiene nada que ver con la persona con la que estás sino que todo tiene que ver contigo y dónde estás en tu vida en ese momento. Puede que nunca sepas con certeza si estás haciendo lo correcto o si es un completo error dejar las cosas así como así.
Las rupturas son difíciles por sí mismas pero cuando aún estás enamorada, se vuelve una situación casi insoportable. Se siente como si tu corazón hubiese sido arrancado de tu pecho y para rematar, el vacío te punza como si fuesen dagas que se clavan. Sanar lleva tiempo y aún así, el amor que tienes por esa persona no desaparece.
Una cosa es segura, nunca tienes que quedarte con alguien solo porque no quieres romperle el corazón. Si estás luchando con algo similar, es momento de que te levantes y pongas los pies sobre la tierra.
Acepta que el amor no basta
Parece confuso pero en una relación no sólo basta con que haya amor para que todo funcione. El amor no soluciona todos los problemas ni tampoco construye algo real. Sólo idealiza y te ciega ante los defectos del otro. El hecho de que ames al otro no significa que van a durar para siempre.
No es tu culpa
No se trata de echar culpas. A veces simplemente pasa y ya. La vida simplemente los llevó en direcciones diferentes o la química inicial se fue desvaneciendo. De cualquier manera, la relación ya no funciona, aún cuando haya amor mutuo.
Piensa en lo mejor para ti
No tienes por qué vivir miserable ni tampoco soportar estar en una relación que no te funciona. Cuando te pones más ansiosa que feliz cuando estás con tu pareja, es hora de poner fin a las cosas y seguir adelante con eso que quieres en tu vida. Incluso puede que llegue un amor más fuerte que lo que sientes ahora. A veces el dolor que te provoca una separación, te lleva a respirar.
La cosa es ésta: Te alegra simplemente conocer a la persona. Estás feliz de haberlo amado y ser amado por él. Incluso con el dolor, te encuentras agradecida por todo. Pero por todo lo que hicieron, por todo lo que son y todo lo que te hicieron es que no debes detenerte ni reducir tus estándarles. No tienes que tener una razón. Confía en tu instinto. Puedes sentirte triste, pero también puedes sentirse aliviada. Ambos sentimientos son normales, y si comienzas a sentirte culpable, recuerda que a la larga, esto es lo mejor para los dos.