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Síndrome de Romeo y Julieta o ‘cómo arruinar una relación amorosa’

Enamorarse del amor te lleva a las pérdidas más dolorosas

La historia de Romeo y Julieta es conocida por todos por ser «la máxima» expresión de amor y pasión de la literatura. Un par de jóvenes que se involucran en un  tórrido y pasional romance, además de p que por ser llevado hasta las últimas consecuencias, terminó en tragedia.

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Pero el amor es ciego, idealiza e impide ver la realidad como es.

El carácter impulsivo y fatalista del joven Romeo lo llevó a quitarse la vida al enterarse que no podría estar con su amada Julieta mientras que ésta, con su carácter rebelde y soñador, lo siguió hasta la muerte.

El amor planteado por William Shakespeare hacía honor al ideal del caballero valeroso y el culto a la damisela virtuosa.

La historias basadas en Romeo y Julieta podrán habernos vendido la idea de que el amor soñador y fatalista es el que nos lleva a estar con el amor de nuestra vida por la eternidad pero lo que no nos dice es que hay algo más riesgoso que “morir de amor” y es querer vivir en un enamoramiento constante.

De eso trata el Síndrome de Romeo y Julieta que no es nada más y nada menos, que estar enamorados del amor y en la realidad, es un trastorno que lleva a muchas relaciones al fracaso y a los enamorados, a una eminente frustración.

Las personas que padecen este síndrome viven aferradas a las sensaciones que genera el enamoramiento como la adrenalina,  nervios y todos esos sentimientos que se disfrutan cuando se está en una relación. Pero contrario a lo que se creería, las emociones tan fuertes, llevadas al límite, vuelven la relación algo monótono, visceral y terminan desgastándola.

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Los Romeos y Julietas tienen la necesidad de gritarle al mundo que encontraron a su alma gemela. Sin embargo, tiempo después, en la mayoría de los casos,  el ‘idilio’ termina en desencanto. Para estos «románticos suicidas», la trama de amor se repite como un bucle infinito que a veces se prolonga o acorta según la intensidad de la atracción, pero que termina siendo un patrón lleno de vacío.

Al final, enamorarse del amor es un engaño, un recurso agotador que lleva a la separación del ser amado en cuestión una y otra vez sólo para volver a experimentar las sensaciones que provoca un primer beso, un primer roce o el encuentro sexual con alguien nuevo.

 

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