Si alguna vez te dijeron que eres demasiado ‘enojona’ y tienes un humor insoportable, entonces quizá debas saber que la ciencia afirma que estás un paso más adelante en la escala de la evolución humana.
Ser gruñón pronto podría convertirse en una cualidad deseable, ya que nuevas investigaciones sugieren que las personas de mal genio son más inteligentes que el resto. Aunque claro, en un mundo en el que nos hacen sentir culpables por no ver las cosas de colores y con un montón de azúcar espolvoreada, es difícil de convencer que así es. Sí, está muy bien «mirar el lado positivo» y predicar la positividad lo más posible, pero también, ver las cosas de forma más fría y con menos sonrisa en el rostro, nos permite tener una perspectiva valiosa cuando más lo necesitamos.
Dicen que «el ignorante es más feliz» pero el mundo está tan lejos de ser perfecto que ignorar el lado negativo de las cosas puede ser peligroso.
No podemos progresar como especie sin ser honestos acerca de nuestra existencia fundamentalmente defectuosa. No puedes resolver problemas pretendiendo que no están ahí, ¿o sí? Quizás la razón por la que las personas malhumoradas son tan odiadas es porque dicen las cosas como son y no se dejan engañar fácilmente. En realidad, su carácter habla de una lucha interna que les permite saber que pueden soportar grandes dificultades.
La negatividad no es una debilidad, ni significa que una persona no tenga la capacidad de tener esperanza o cordialidad (la negatividad y la positividad deben convivir en algún punto)
La negatividad pone las cosas en perspectiva.
Tanto la psicología como la historia proporcionan una amplia evidencia de que el mal humor y la negatividad, tienen una serie de beneficios y ayuda a formar grandes líderes. Se ha demostrado que las personas malhumoradas son más decisivas, atentas y mejores comunicadores.
Joe Forgas, profesor de psicología social en la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, realizó un estudio en el que descubrió que las personas gruñones eran más aptas para manejar situaciones estresantes.
Para llegar a conclusiones, hizo que los participantes vieran películas felices o tristes con la intención de inducirlos en estados de ánimo positivos o negativos. Posteriormente, se pidió a los voluntarios que determinaran la validez de los mitos urbanos y se encontró que aquellos de mal humor eran más contundentes con sus argumentos.
“Mientras que el humor positivo parece promover la creatividad, la flexibilidad y la cooperación, el malhumor activa una forma de pensar más atenta y cuidadosa, haciendo que la persona preste más atención al mundo externo” refiere Forgas.
Además, el estudio encontró que aquellos en estados de ánimo negativos eran mejores en la comunicación, particularmente a través de la escritura.
Otra investigación, conducida por Kate Harkness del departamento de psicología en la Universidad de Queen, sugirió que las personas con tendencia a la negatividad están más orientadas a los detalles, especialmente en relación con la lectura de las expresiones faciales.
Esto parece sugerir que estar de mal humor nos coloca en estados más contemplativos y analíticos, haciéndonos más hábiles en la gestión de amplias series de tareas.