Si bien puede ser difícil reconocer los signos de una relación tóxica al momento, es importante retroceder de vez en cuando y evaluar si realmente eres feliz con la forma de llevar las situaciones con tu pareja.
La agresión «pasiva» y los celos son cosas que muchas veces pasamos por alto y peor aún que excusamos para no hacer ver al otro como un salvaje que nos violenta. «Se burla de mi para que me de cuenta de mis errores», «se pone así porque está estresado», «es que no sabe controlar sus celos», son las excusas más comunes entre las mujeres maltratadas. Por supuesto, no es exclusivo de un hombre a una mujer, también las mujeres pueden ser una pareja tóxica y cuando ambos son agresivos el uno con el otro, la situación se puede volver un peligro.
No es que una no se de cuenta de lo que sucede o que de verdad piensen que eso es amor pero cuando una está en ese tipo de relaciones tóxicas, se forma un torbellino emocional que impide ver más allá de las mentiras y el chantaje que ejerce la pareja. ¿Te sientes identificada? Tranquila, estos puntos te aclararán todo.
Ser pasivo agresivo
La agresividad pasiva ocurre cuando les molestan las cosas más insignificantes y les cuesta aceptar opiniones diferentes. Las burlas y comentarios ofensivos, por más bobos que sean, son una forma de violentar al otro. Si ambas partes se comunican correctamente, no hay necesidad de ese tipo de comportamiento. Los celos son una forma de agresión pasiva donde buscas todo el tiempo saber dónde está el otro y con quién en todo momento, demostrando que no hay suficiente confianza. Así que deja atrás los celos y confía siempre en tu pareja y en el compromiso que adquirió al salir contigo.
«Comprar» soluciones
Recurrir a bienes materiales como una forma de «compensar» los errores pasado, se convierten en un incentivo subconsciente para causar problemas adicionales, algo que desalienta la comunicación y la resolución de estos. Ninguno de los dos debe ser como un cajero automático del otro y ambos deben estar conscientes de que la mejor forma de solucionar los problemas es hablando de frente. Una cosa es sorprender a la pareja con un regalo o una cena romántica, y otra muy distinta es usar estos detalles para ocultar o confrontar las cosas que no están bien en la relación.
Llevar la cuenta de los errores mutuos
Si te molesta algún comportamiento de tu pareja, díselo inmediatamente y no esperes a una discusión para recordarle todos los errores que ha cometido a lo largo de la relación. Si tu pareja llegó tarde a un compromiso contigo hace dos años o si no te llamó a primera hora el día de tu cumpleaños, no son situaciones que debas guardar para reclamarle después. Todos cometemos errores pero de nuevo, las cosas se hablan de frente y se solucionan. Evita llevar la cuenta de los errores de tu pareja ya que sólo generarás amargura de experiencias pasadas para manipularlo y hacer que sienta culpa constantemente hasta hartarse.
Culpar a tu pareja por tus emociones
Este punto tiene mucho que ver con la vida tan estresante que llevamos. Imagina que llegas a tu casa después de un mal día de trabajo, esperando poder pasar la noche con tu pareja. Sin embargo, notas que él ya hizo planes con sus amigos o que sólo se sentó a ver la televisión y ni te volteó a ver. Seguramente le reclamarás por no estar pendiente de ti y de tus sentimientos. Acéptalo, lo que te haya pasado en el día no es culpa de tu pareja y no es su responsabilidad hacerte sentir mejor. Es decir, una cosa es apoyarte y otra obligarlo a sentirse igual que tu. Del mismo modo, no deben de estar obligados a sentirse bien todo el tiempo. Se vale estar enojados o tristes pero no desquitarse con el otro.
El chantaje emocional
Cuando algo no te parece de tu pareja y recurre al chantaje, terminas amenazando toda la relación. Entonces, en lugar de decirle “quisiera que fueras más romántico conmigo”, en realidad estás diciendo “no puedo estar con alguien que no me ame todo el tiempo” (¿de verdad crees que el que no te de flores o mimos todo el tiempo, significa que no te quiere?). Es fundamental que ambos entiendan que los sentimientos negativos deben comunicarse abiertamente sin que esto termine rompiendo el vínculo que tienen. No reclames por cosas insignificantes ni tampoco recurras a culpabilizar o hacer sentir mal al otro. Es normal disgustarte con tu pareja o que haya cosas de ella que no te agraden pero recuerda que esto no necesariamente es un motivo para terminar una relación, al contrario, lo importante está en aceptarse y complementarse.