Columna de opinión de Flor De Liz Santiago Fernández*
Desde niña crecí y me desarrollé con la idea de que el matrimonio era para toda la vida. ¿Cómo no pensarlo si provengo de una familia completamente cristiana y es lo que escuchaba a diario?
Con el pasar del tiempo, a través de mi experiencia, pude corroborar que podría ser para toda la vida si al momento de seleccionar una pareja se hace una buena elección. Esto, definitivamente, determina cuánto tiempo perdurará la unión.
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Compartir junto a otro ser humano día tras día, año tras año, no es tarea sencilla, requiere de respeto, confianza, fidelidad, buena comunicación, lealtad, tolerancia, compañerismo, solidaridad, comprensión, empatía, colaboración, y desde mi punto de vista, debe prevalecer el amor.
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Cuando desperté a la realidad, a mi realidad, de que el matrimonio no siempre es para toda la vida, pude percatarme de que había vivido en un completo engaño. No por la enseñanza recibida en el hogar, sino por la mala elección que hice en un determinado momento. Porque muchos matrimonios fracasan simplemente porque hicieron una mala elección y no pudieron percibirlo.
¿Cómo puedes identificar si hiciste una mala elección?
- Cuando has dado todo para que tu matrimonio continúe unido, cuando has agotado tus fuerzas para que las situaciones mejoren, cuando tu pareja se convierte en un ser extraño al que conociste, a la persona de la que te enamoraste
- Cuando no se presentan las cualidades que mencioné anteriormente y cuando al pasar el tiempo, logras descubrir que te sientes vacío/a. Ese el momento adecuado para comprender luego de un análisis profundo, que hiciste una mala elección
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- Cuando el matrimonio es para toda la vida, no importa lo que suceda y los obstáculos que se presenten, la unión siempre permanece. Aunque en ocasiones puedan llegar a sacudirse por diversas situaciones, siempre hallarán una solución.
No obstante, si sientes que tu matrimonio está al borde de la destrucción, no te sientas culpable y tampoco dejes de luchar. Pero si en tu lucha percibes que no hay remedio, no te aflijas más ni te cuestiones.
Procura que tu consuelo sea comprender que en ocasiones el matrimonio no siempre es para toda la vida y que son muchas las personas que al igual que tú han atravesado por lo mismo. Más bien levántate, renueva tus fuerzas y repite en tu mente: «Tan solo hice una mala elección». Esto te servirá para sanar, perdonar y olvidar.
*Flor De Liz Santiago Fernández es la autora de los siguientes libros: La crisis económica: enemiga del matrimonio y posibles soluciones, Conociendo a mi rival y Método Flor De Liz.