Por Karen Hernández
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Seguro que te ha pasado que de pronto tienes tanto trabajo y pendientes que no tienes ni tiempo para respirar. Te mueves de lado a lado con prisa, cancelas compromisos, te recluyes en tu cubículo de oficina y hasta sientes que la silla y tú son una misma de tanto tiempo que pasas sentada trabajando. Sin embargo, llenar tu agenda de tantas «cosas por hacer» no es tan productivo como crees pues al final del día terminas por darte cuenta de que no has hecho gran cosa y que sigues con pendientes para rato.
Estar ocupado de alguna manera se ha convertido en un estilo de vida que te posiciona como alguien emprendedor, «luchón» o empoderado, mientras que el tener mucho tiempo libre o estar siempre disponible, da la idea de que se trata de alguien poco productivo o poco trabajador. Sin embargo, el vivir trabajando es en realidad menos productivo de lo que crees.
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Y es que fácil imaginar que cuando una persona todo el tiempo dice que está ocupada es porque su teléfono está siempre sonando, porque le llegan cientos de correos cada minuto y porque no para de tener juntas de trabajo. El problema no está en la cantidad de trabajo que realices sino en realizarlos de forma simultánea. El llamado ‘multitasking’ no es tan bueno como lo pintan pues a pesar de que para muchas empresas es fundamental en el currículum, esta situación es mortal para la productividad.
De acuerdo con una investigación realizada por Earl Miller, científico especializado en Neurología del Instituto de Tecnología en Massachusetts (Estados Unidos), el cerebro humano no puede enfocarse en más de dos cosas a la vez, sino una u otra. ¿Te ha pasado que cuando vas conduciendo con la radio encendida, tienes que bajar el volúmen para concentrarte en encontrar una calle? Es porque para tu cerebro no es fácil recibir la señal de la letra de tu canción favorita y al mismo tiempo conducir y buscar direcciones.
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En el estudio publicado en la revista Fortune, Miller explica que el cerebro es como una cámara de lente gran angular que percibe al mundo por partes; nuestros ojos van captando imágenes entre 3 y 4 veces por segundo de modo que cada fragmento se convierte en una sola imagen pero como no es una composición completa desde el principio, existen huecos entre cada fragmento que no nos permite tener una visión 100% nítida.
Cuando hacemos multitasking y cambiamos de una tarea a otra, no percibimos que se trata de un cambio drástico sin embargo, utilizar diferentes técnicas, tonos y estilos para cada una provoca un desgaste mental que conduce a errores que afectan la calidad del trabajo realizado (como los temidos «typos» o errores ortográficos). Además, se encontró que con el multitask aumenta la producción de cortisol, la hormona del estrés, así como la de la adrenalina que en lugar de hacer que trabajes más rápido, sólo sobreestimula el cerebro, provocando la temida niebla mental o confusión.
Conslusión: al final sólo tienes parches de cada cosa, terminas sin entender lo que estás haciendo y con trabajos pobres que te toman el doble de tiempo.
En palabras de David Meyer, científico cognitivo de la Universidad de Michigan: «el multitask te va a frenar, aumentando las posibilidades de errores. Las interrupciones tras interrupciones son un mal negocio desde el punto de vista de nuestra capacidad de procesar la información».
Y por cierto, a los hombres les va peor que a las mujeres con el multitask pues su coeficiente intelectual baja hasta 15 puntos, llevándolo al nivel cognitivo de un niño de 8 años de edad. No significa que su cerebro sea inferior sino que su nivel de concentración será prácticamente nulo, según revelan investigaciones del doctor Ragini Verma, profesor del Departamento de Radiología en la Escuela de Medicina Perelman, en la universidad de Pennsylvania.
Ahora, ¿te imaginas qué ocurre cuando estás en medio del caos multitask y debes tomar una decisión? Situaciones que requieren «análisis» como responder un mensaje o ignorarlo, cómo responder a cierta cosa o hasta decidir si tomar un descanso o seguir trabajando se convierten en tareas más complicadas para tus neuronas, provocando que actúes por impulsos y terminando por tomar decisiones realmente malas sobre algo importante. El multitask es sin duda un peso muy pesado frente a nuestras obligaciones diarias.
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