Por Erika Michael
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La imagen de la mujer, a través de la historia, ha sido marginada, maltratada, ultrajada, vista con menor valor. Por supuesto que toda esa idea ha cambiado muchísimo, gracias a la lucha y entrega de un sinnúmero de mujeres que decidieron rebelarse y demostrar su valor.
Sin embargo, me pregunto, ¿es la libertad que hemos construido un ataque hacia los hombres? ¿Es acaso la libertad una idea de venganza por tantos años de historia de dolor? ¿O será acaso la libertad algo mucho más profundo que aún no hemos comprendido?
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Tal vez, hemos elegido disfrazar las heridas no sanadas de una libertad condicionada a tener que demostrarle a otro que nosotras somos fuertes y tenemos la razón.
Leo y me alimento de las palabras que veo en las redes sociales, en blogs, videos de mujeres llamándose libres, pero con la insistencia de demostrarle al hombre que somos fuertes e independientes. ¿La libertad acaso no nos debería alimentar lo suficiente como para no tener la necesidad de convencer a otros de que somos libres?
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Más bien creo que la libertad proviene de la aceptación de nuestro valor y el reconocer nuestra imperfección y vulnerabilidad. Y más aun, la capacidad de amar sin sentir que al hacerlo nos volvemos débiles o insuficientes.
Años atrás, se veía a las mujeres casadas como exitosas y hoy las vemos como mujeres débiles que no tienen el valor de luchar por sus sueños. Años antes, veíamos a las mujeres solteras como inseguras y víctimas de su incapacidad para conseguir marido, hoy las vemos como mujeres luchadoras y valientes, emprendedoras y fuertes. Y he aquí el problema. Nuestro status realmente nunca definió nuestro valor, solo decidimos aceptar proyectarnos en él. Le permitimos a otros que nos etiquetaran por tener o no una pareja a nuestro lado.
Y volvemos al punto principal, ¿puede una mujer casada ser tan libre como una soltera?
Considerablemente, sí. Porque la libertad no es definida como un arrebato por dejarlo todo e irse de viaje (tipo ‘Eat, Pray, Love’), y por supuesto, tampoco lo es el tener que demostrar que «soy fuerte negándome a vivir una relación de pareja».
Quizá nos escondemos detrás de la palabra ‘libertad’ para ocultar nuestro miedo a tomar decisiones para toda la vida. Porque entonces nos daríamos cuenta que la libertad nos lleva a elegir lo que consideramos mejor para nosotras, independientemente de lo que la sociedad aspire para nosotros o el rol que se nos asigne.
Nuestra libertad no tiene que ver con ser soltera viajera, casada o enamorada, ni tampoco tiene que ver con un feminismo radical donde el hombre es enemigo. La libertad es lo que nos da fuerza para mostrarnos tal cual somos y hacer con ello algo que contribuya a la sociedad y algo de lo cual nos sintamos orgullosas de entregar a las próximas generaciones: una comunidad de mujeres emocionalmente fuertes.
*Erika Michael ofrece servicios de mentoría para las relaciones de pareja y conferencias. Es autora del libro «Hablemos de las Relaciones Saludables» y comunicadora en diversos medios de Puerto Rico, como Al Natural Radio y Vamo’ Arriba de Fidelity 95.7fm.