Por Patsue Chagoyan/Tarots del Mundo
De origen chino, Tai Chi o tai chi chuan se considera un arte marcial y deporte de combate. Sin embargo, no se utiliza como tal en la mayoría de las ocasiones. Se puede entender como una serie de movimientos que dan forma a representaciones de la naturaleza; por ejemplo, acariciando la cola de un caballo, acariciando las nubes etc.; estas llamadas «series» hacen una secuencia y varias secuencias forman cuadros.
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Su origen filosófico proviene del taoísmo. Se trata de que aquel que lo practica sea capaz de manejar su propia energía (Chi) a su conveniencia, tener pleno control sobre ella y fortalecerla, además de ‘tomar’ la del adversario a su favor. De ahí que cualquier practicante tendrá la capacidad de manejar su energía, así como direccionarla hacia un punto, llevar un flujo energético hacia alguna parte de su cuerpo o concentrar su Chi o energía vital.
Lo cierto es que el Tai Chi se utiliza para mejorar la calidad de vida, física, mental, y espiritual. Para los chinos, el trabajo espiritual es parte fundamental de la vida diaria, de ahí que el Tai Chi sea otra forma de hacer meditación; un tipo de meditación en movimiento, donde la persona que lo practica está enfocada en el aquí y en el ahora.
Dentro de los principios del Tai Chi se encuentran los movimientos suaves, de forma natural, relajada, fluida y, a la vez, lenta; no se aplica la fuerza ni la rapidez, ni la rigidez ni la agilidad.
El cuerpo debe estar relajado y moviéndose lentamente, sintiendo cómo corre la energía, llevando la fuerza hacia el movimiento. Dentro de este ejercicio la respiración representa un elemento clave, ya que ésta debe de ser profunda, relajada y, a la vez, debe fluir de manera natural junto con el movimiento, lo que lo convierte en una práctica espiritual, al estar consciente, atento y concentrado en el movimiento, y, al mismo tiempo, relajado para sentir el Chi.
LOS BENEFICIOS DEL TAI CHI
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El Tai Chi forma parte de un estilo de vida saludable; de hecho, la medicina tradicional china recomienda la práctica de esta disciplina para el mantenimiento y equilibrio de la salud, física, mental y espiritual.
Tras diversas investigaciones, la medicina occidental centra los beneficios de esta técnica en personas que sufren de trastornos del sistema inmune, sistema circulatorio, problemas respiratorios, asma, problemas en sistema reproductivo y problemas digestivos, entre otros, destacando sus beneficios en el aparato locomotor, consistencia muscular, articulaciones y huesos. Además, aumenta la flexibilidad y mejora y regula la circulación sanguínea.
A nivel mental, se considera muy efectiva para trastornos depresivos, ansiedad y estrés, mejorando los estados de ánimo y la capacidad de concentración, además de ser una fuente inagotable de producción de endorfinas, las hormonas de la eterna juventud y de la felicidad.
Se trata de un deporte que se recomienda mucho para personas de la tercera edad por su facilidad, ya que no requiere fuerza ni rapidez; una técnica que está dirigida a personas que quieren hacer ejercicio y meditación al mismo tiempo.