Todo el mundo ha de estar preocupado en este momento haciendo sus propósitos de año nuevo. Ahora bien, puedo casi apostarte que estos propósitos se repiten año tras año y cada vez los pides con mayor fervor.
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El año nuevo nos abre la puerta a revisar hacia dónde va nuestra vida, repasar nuestros logros y replantear nuestros objetivos; sin embargo, así como muchos hacíamos nuestras listas de regalos a Santa Claus, así pedimos al universo que nos conceda nuestros deseos, esperando que sucedan como por arte de magia. Por otro lado, en lo que respecta a nuestros propósitos creemos que si este año logramos tener la suficiente fuerza de voluntad, lograremos aquello que nos proponemos.
El resultado: después de algunas semanas o meses nuestros propósitos quedan en un cajón y la fuerza de la rutina se apodera de nosotros de nuevo. Los doce deseos que pedimos con aquellas doce uvas ya ni siquiera ocupan espacio en nuestra memoria… O ¿todavía te acuerdas las 12 cosas que pediste el año pasado?
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Mi pregunta entonces es ¿porqué no sirven los propósitos de año nuevo y porqué esos deseos raramente se cumplen? La respuesta es porque normalmente pedimos desde un lugar de carencia y no de abundancia y hacemos nuestros propósitos no por amor a nosotros mismos, sino como una forma de condicionarnos a ser mejores, como duros jueces. Muchas veces creemos que somos víctimas de nuestras circunstancias y no nos hacemos responsables de la vida que estamos creando.
Hemos visto ya muchas corrientes como ‘El Secreto’ que nos enseñan cómo decretar lo que deseamos y que podemos visualizar lo que queremos manifestar, así muchos terminamos repitiendo como loros «soy flaca, soy flaca, soy flaca», «soy rico», «soy amor» etc., pero, para la mayoría, esto tampoco funciona.
Para que no te ocurra esto, aquí van unos muy buenos consejos para que tus deseos y tus propósitos se hagan realidad (habiendo comprobado su efectividad personalmente una y otra vez).
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1. Todo en tu vida responde a tu vibración.
Aquí les dejo una tabla con la vibración de cada emoción. Es muy importante que te des cuenta cuanto tiempo de tu vida permaneces honestamente estancado en las emociones de la parte inferior de esta tabla. Mientras estés vibrando en estas emociones (vergüenza, miedo, culpa, apatía, queja, inconformidad, ansiedad, estrés, etc), sí o sí, estarás creando una vida que te haga sentir más de lo mismo.
Si prestas atención y traduces el cumplimiento de tus deseos con una de las siguientes emociones seguramente estarán en la parte superior de la tabla, todos queremos sentir amor, paz, inspiración, felicidad y plenitud; sin embargo, vibramos en culpa, resentimientos, control y duda. Este es el primer paso para poder crear lo que deseas: darte cuenta que tu vibración crea tu realidad, por lo que lo primero que tienes que hacer para empezar a realmente cambiar tu vida es cambiar tu vibración.
2. Empieza a AGRADECER lo que ya tienes.
La forma más rápida y sencilla de cambiar tu vibración es quitar el foco de lo que no te gusta o lo que no tienes y empezar a agradecer todo lo que sí tienes. Te apuesto que si empiezas por lo más sencillo no podrás parar, empieza agradeciendo porque tienes donde dormir, por tus ojos, porque puedes escuchar música, por tu gente querida, por tu cuerpo, por tu salud, por tus piernas que te permiten caminar, porque -seguramente- tienes que comer, en fin. Toma pluma, papel y empieza a escribir; agradece todo lo que este 2015 trajo para ti.
Agradecer es la forma más efectiva de multiplicar tus bendiciones. Si agradeces por la felicidad que te ha dado la vida, la vida te dará más razones para ser feliz, si te lamentas porque no te gusta tu vida y le pides a la vida felicidad el universo solo escuchará lamentos, por lo que te dará más cosas por las cuales sentirte miserable.
3. Decreta, no pidas.
Imagina que eres un rey, una reina y que todas las riquezas del cielo y la tierra están disponibles para ti. Si este fuera el caso dirías «quiero un coche» o más bien «tráiganme un coche así y así». Y si fueras un mendigo, entonces estarías todo el tiempo pidiendo, ¿cierto? Aquí va la pregunta: si un mendigo te pide $1,000 pesos, ¿se los darías? y ¿si te los pide el rey? Con esta sencilla analogía has descifrado como funciona el universo. Entre más tienes (agradecimiento) más se te dará, y entre más pides (escasez) menos se te dará. Es por esto, que al hacer tu lista de deseos, imagina que eres una reina dando la orden de que suceda lo que estas pidiendo. Y como tal, no cabe ni la menor duda de que se te dará.
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4. Las listas de propósitos y deseos se escriben en presente, imperativo y agradecido.
Por ejemplo:
– Este año me alegro y me siento orgullosa de mi misma cada vez que me veo al espejo.
– Me siento plena en mi relación de pareja y con mi familia.
– Todas mis necesidades son cubiertas en abundancia de forma sencilla.
– Cuido de mi salud, disfruto hacer ejercicio y comer cosas que hagan feliz a mi cuerpo.
– Soy una persona amorosa, tolerante y comprensiva.
– Vivo en un lugar «x» (describir exactamente cómo es el lugar en donde quieres vivir)
– Trabajo haciendo lo que me gusta y me remuneran abundantemente por ello.
*Aquí sigue tu propia lista, decretando y agradeciendo como si todo ya estuviera hecho y dado y cierra tu lista con la siguiente frase: QUE ASÍ SEA Y ASÍ ES. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
Ahora, simplemente confía, ten paciencia y ábrete a recibir los regalos que vienen hacia ti.
Con amor, deseándoles un muy feliz año!
Paola Beléndez
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