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¿Qué sucede antes del primer “te amo”?

El primer te amo de una relación es determinante, pareciera que es la culminación de algo que empezó mucho antes, pero la realidad es que es solo el comienzo.

Toda acción tiene una reacción, y yo soy de las que cree que el amor no es un hecho aislado. Me es casi imposible sentirlo si no hay señales de sinergia; de que las dos partes estamos en el mismo canal. La experiencia me ha enseñado que, en el mundo de relaciones, pasan muchas cosas antes de soltar un “te amo” por primera vez, aunque después se repita como una mala costumbre.

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Nunca he sido una mujer de estrategias en el amor, y la simple idea de pensar en ofrecerlo a manera de pequeñas dosis (porque así nos lo han enseñado a muchas), hace que todo pierda sentido para mí.

La realidad es que sentirlo es mucho más fácil que decirlo. En ese momento todo se complica; tu parte racional se deja llevar por el impulso que te causa el sentimiento. Entras en una especie de debate interno en el que no entiendes lo que está pasando, si todo es tan maravilloso ¿por qué te sientes tan confundida?

Después de platicar con algunas mujeres, decidimos que el primer te amo de una relación es determinante, pareciera que es la culminación de algo que empezó mucho antes, pero la realidad es que es solo el comienzo. Independientemente de cuál sea la concepción de amor, la primera vez que se pronuncia es apenas el inicio de una etapa mucho más intensa y comprometida.

A veces creo que lograr esa sinergia entre las dos partes, es casi un milagro. Pero otras veces simplemente y sin avisar, llega. Les pregunté ¿qué es lo que pasa por la mente de una mujer antes de decir “te amo” por primera vez? Como lo sospeche, el 80% de las respuestas fue: miedo.

La mayoría me contestó que depende de muchos factores, yo creo que no depende de nada. Una de ellas, hizo mucho énfasis en que cuando una mujer se siente completa, plena y feliz consigo misma, amar es aún más fácil. Entonces decir “te amo” tiene que ver con su propio estado de ánimo y con la manera en que ella está percibiendo al mundo en ese preciso momento de su vida. No se cuestiona, no teme, no espera, solo tiene esta extraña necesidad de decirlo.

Luego escuché que quizá es una manera de asegurar la relación y su papel en ella. Si el sentimiento es correspondido, bien puedes continuar en el camino. De lo contrario, lo mejor es replantearte las cosas. Es como utilizar el amor como prueba. Y no se puede juzgar, al final cada quién sus historias y sus temores.

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Sin embargo, es un hecho que cuando un “te amo” no es correspondido, algo falló. No en ese momento, sino mucho antes. Por eso insisto tanto en la sinergia; va más allá del temor y de la expectativa. Creo yo, que cuando lo dices, es porque ya hubo una señal previa –clarísima—de que las dos partes están en el mismo punto.

En este caso, cuando lo compartes por primera vez y no te responden igual, no debe existir decepción, ni temor, ni ganas de salir corriendo. Porque entiendes que el sentimiento es real, fugaz y simple, pero quizá tú estás en un mejor momento para externarlo.

¿Será ese el principio de todo? ¿Esperar con honestidad tu mejor momento para que ninguna respuesta opaque el sentimiento?

Si es así, entonces el amor se trata de eso: construir momentos. Es la constante búsqueda de esa sinergia para que al final todo empate y liberados del miedo y cualquier expectativa, podamos compartir lo que hay en lo más profundo del corazón, lo que nos alimenta el alma y nos aleja de cualquier necesidad de poseer.

Solo así se puede decir honestamente un “te amo”, con la plena y absoluta disposición de aceptar la posibilidad de no ser correspondida.

 

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