Algunos hombres ven tanto porno que se esperaría que fueran expertos en la práctica. Sin embargo, tal parece que esto ocurre de manera completamente opuesta. Hay algunos errores que muchos de ellos (o casi todos) cometen a la hora de aplicar sus “conocimientos.”
Pareciera ser, más bien, que el porno ha dado ideas sumamente irreales que los hombres tratan de imitar. Fallidamente.
Como éstas:
1. No dar tiempo a los juegos preliminares
¿Es en serio? Hay algunos hombres que simplemente van a lo que van. Y se entendería ya que no pueden resistir demasiado. O, bien, hay que reconocer que en ocasiones, el sexo rápido es la opción. Pero saltarse una buena sesión de foreplay de manera habitual, puede dar paso a una sesión de sexo bastante dolorosa.
2. Tirar del cabello
Sí, esto lo aprendieron del porno. La actriz goza de ser tirada del cabello como si no estuviera pegado a su nuca, como si se tratara meramente de una peluca y como si no le costara bastante mantenerlo lo suficientemente largo como para tirar de él.
A algunas mujeres les agrada, les gusta este lado salvaje del sexo. Sin embargo, creo que hablo por todas cuando establezco que todo tiene un modo. No es lo mismo un tirón sexy cuando estás de espaldas a uno doloroso en los que incluso podría arrancarte unos cuantos mechones.
Y, en lo personal, es incluso más sexy cuando sólo toman de él y lo acarician mientras te besan.
3. Que acaben en tu cara
Es decisión de cada quien. Hay algunos que juran acerca de las propiedades del semen (que, no, no sustituye a los poderes curativos de una mascarilla natural), de sus vitaminas y antioxidantes que podrían favorecer en el rostro de en quien se eyacule o a quien lo trague.
Pero, como todo, existen maneras. El eyacular en la cara de tu pareja, en teoría, es una práctica incómoda. Más aún si no se tiene cuidado y pueda contraer alguna infección ocular (o incluso ceguera) por “mala puntería” (sin mencionar lo difícil y tedioso que es quitarlo del cabello).
4. Ahogar o empujar durante el sexo oral
El porno de nuevo…
Para algunos hombres que pasan una mayor parte de su vida sexual con su computadora en lugar de una chica, se les hace muy normal utilizar el orificio bucal de una mujer como otro órgano sexual. Esto a algunas (muchas) chicas incluso les es incómodo, sin mencionar de por sí que el sexo oral en la pornografía es muy distinto de la vida real.
5. Eyaculación precoz
Sí, en ocasiones es muy gracioso encontrarte con ese tipo de hombre que alardean acerca de sus habilidades en la cama y demás perversiones que se aluden. Pero en cuanto tienen a una mujer frente a frente, las cosas duran mucho menos de lo esperado.
En algunos estudios, se atribuyó esto a los nervios y el estrés con el que los hombres viven y asocian al eyacular (como masturbarse a escondidas durante su adolescencia, por ejemplo).
6. Sólo una postura
A la mayoría de los hombres les encanta la posición “de perrito,” tanto que no dan pie a practicar ninguna otra. Esto, desde luego, suele ser aburrido. Muchas mujeres preferirían intentar otras posiciones, también se cansarían de hacerlo todo el tiempo en misionero.
Lo mejor es intentar y experimentar en pareja.
7. Cuando no se callan
Para algunos hombres, es muy sexy hablar y parlotear algunas frases como “eres mi puta” o “te voy a [hacer tal cosa]” y para algunas mujeres, también es sexy. Aunque haya que reconocer que éste también es otro gesto imitado, generalmente, de la pornografía.
Pero, para otras mujeres, es preferible disfrutar el momento. E incluso hay ciertas técnicas de hablar sucio que muchas no toleran. Digo, no a todas les gusta que les digan zorras y putas en la cama.
No es algo que sea por default, hombres.
8. Los “resbalones” y otros accidentes
El sexo anal siempre ha sido una curiosidad masculina, pero a muchas mujeres no les interesa experimentarlo en un futuro cercano. Hay ocasiones en que incluso fingen tener el accidente de penetrar el lugar equivocado para “ver qué se siente.”
Esto, desde luego, lleva a malos entendidos, pero más que nada a que la mujer ceda por pensar que es un sacrificio que debe hacerse por la pareja. En adolescentes, esto es muy común aun si los chicos reconocen que es algo que puede darles una mala reputación a las chicas que lo hagan.
Comunicación. Punto.
(Y un dato importante es tomar en cuenta la irrealidad con la que, en el porno, pasan del sexo anal al sexo oral o incluso de nuevo a la penetración vaginal. Cosa que puede causar graves infecciones, ya que el ano es una parte del cuerpo transmisora de ETS y de algunas bacterias que podrían llegar a los genitales o, peor aún, a la boca.)
9. Fetiches
Así como millones de mujeres soñaron con probar su lado sumiso gracias a 50 sombras de Grey, los hombres también tienen sus fetiches guardados. Ciertas cosas que también imitan del porno, pero que reconocen a conciencia que son muy extrañas.
En algunos casos, incluso pueden ser escenas de películas (que casi siempre son post-coital) o ciertas curiosidades que, a más de una, harían dudar lejos del sexo anal, oral o esa práctica de excitarse con los pies.
Cada hombre tiene el suyo, llámese incluso un trío (con alguna de tus amigas, en el peor de los casos).
10. Besar después de hacer sexo oral
Supongo que, de nuevo en el porno, donde el sexo es perfecto pese al intercambio desinteresado de fluidos, se observa que a las parejas no les importa besarse con lengua luego de haber practicado el 69 a conciencia. Pero en la vida real, a muchas mujeres les causa incomodidad besar a su pareja luego de haber practicado sexo oral.
Algunas lo consideran como si fuera haberse hecho sexo oral una misma. En Sex and the City, Miranda pierde a un buen amigo con derechos debido a que éste se toma demasiado personal su incomodidad. Esto, a modo de ironía, es incómodo para los hombres, ya que algunos piensan que “corta el rollo.”
Sin embargo, lo más importante, es recordar que ninguno de los dos está obligado a hacer algo que no le plazca. En el sexo, se trata de placer mutuo, aun a pesar de la naturalidad egoísta de una aventura de una noche.
Más aún, cuando se practica en una relación, no hay nada de malo con establecer lo que a ambos les gusta. Y, si es que no existe química sexual, bien podrían “sentarse a tejer,” como dice Caridad Blus.