Wellness

Cómo logré reducir mi consumo de azúcar

Que no es saludable y que tenemos que reemplazarla. Mucho se dice sobre el azúcar y los efectos negativos que trae para nuestro organismo.

Hace aproximadamente ocho meses, cuando estaba en un periodo crítico de la universidad lleno de exámenes y trabajos, me comencé a sentir mal. Andaba con sueño, mareada y con infinitas ganas de comer cosas dulces. No le di importancia hasta que vi fotos antiguas y actuales: había subido mucho de peso.

Claro, nunca he sido una persona de contextura delgada —benditas caderas— pero tampoco podía estar pesando lo que pesaba con la cantidad de comida que estaba ingiriendo. Algo ya andaba mal.

Fui al endocrinólogo pensando que podía ser algún tipo de problema a la tiroides, algo nada raro considerando el historial médico de mi familia, pero la respuesta fue otra: tenía prediabetes.

El año pasado, la Sexta Edición del Atlas Mundial de la Diabetes indicó que Chile lideraba en el continente con un 9,5% de la población con la enfermedad, y esta ha ido al alza desde el 2000 cuando figurábamos con solo un 1,4% de prevalencia, la cifra más baja entre todos los países de El Caribe y Sudamérica.

Se dice que la principal causa del inicio de la enfermedad a temprana edad es la mala alimentación que tienen los niños. Si nos fijamos, muchas veces las colaciones que envían los padres a sus hijos no tienen un aporte nutricional verdadero, y existe una gran mayoría que ve la comida como premio.

Bajando los niveles

Por suerte la detección de mi enfermedad fue a tiempo, y aunque el nivel de azúcar estaba disparado (130 mg/dl de glucosa cuando lo normal es un rango de 70 a 100 mg/dl en ayunas), aún estaba a tiempo de cambiar mis hábitos y no llegar a tener la enfermedad en sí.

Las recomendaciones que me entregó el médico parecen obvias, sin embargo, muchas nos olvidamos de seguirlas por los malos horarios que tenemos al estar en la universidad o el trabajo, y por el poco tiempo que queda para realizar ejercicio. De todas formas, como ya se venían las vacaciones de verano, tuve dos meses completos de trabajo intensivo en los que dejé casi por completo el azúcar y bajé cerca de 9 kg. Aquí van algunos tips:

Cambiar la alimentación

Partamos por lo más obvio. Es lógico que si tienes un nivel elevado de azúcar en la sangre DEBES cambiar tus hábitos alimenticios. Por mi parte yo no era muy buena para comer comida chatarra, ¡pero amo el pan con mi vida! Así que tuve que buscar reemplazos que me ayudaran a comer sano y rico ya que me prohibieron casi todo tipo de carbohidratos por un par de meses.

  1. Antes de comer en el desayuno me tomaba un vaso e-nor-me de agua. Créanme, es justo y necesario
  2. La primera comida generalmente consistía en un té o café con unas rebanadas de quesillo.
  3. Como no podía comer ningún tipo de pan, ni galletas de soda, al principio moría de hambre. El agua con hojas de albahaca y menta fue mi gran aliado en esos momentos de desesperación (que por suerte duraron poco).
  4. A la hora del almuerzo comía una porción de proteínas con muchas ensaladas. Era una de las ventajas de hacer dieta en verano.
  5. Dejaba pasar un par de  horas y comía un yogurth light, sin embargo este terminó aburriendome y preferí comer porciones de frutos rojos.
  6. ¿Sabían que los frutos rojos son ideales para las personas con este tipo de enfermedades? Es por eso que mi última comida, antes de las ocho de la noche, consistía en un gran granizado con una mezcla de todos estos frutos.
  7. Para las infusiones y batidos comencé utilizando 8 gotitas de stevia y luego fui disminuyendo una por semana. Es increíble como el dulzor de estos productos tapa el sabor original de las comidas. Si comes los alimentos al natural entenderás a qué me refiero.
  8. Como ahora estamos en invierno y toda dieta se hace más complicada, lo ideal no es dejar de beber líquido. Tus aliados siempre serán el té, las infusiones y las sopas.
  9. Trata de no tentarte con pasteles y dulces. Aunque amo cocinarlos, generalmente raciono las porciones a lo largo de la semana.
  10. ¡No comas con culpa! Eso nunca hace bien.

Hacer ejercicio

Hacer ejercicio es fundamental para quemar calorías. El Médico, aparte de indicarme una dieta y la medicación típica, me mandó directo al gym. Claro, estaba con un alza de peso considerable y eso no era bueno para mi salud.

Trotar no era una buena idea para mí, tenía un problema a la rodilla que no había podido solucionar así que tuve que buscar otro tipo de ejercicio. Mi mamá, muy amante de la  gimnasia aeróbica de los noventa, me preguntó si no me gustaría comenzar con zumba. Horror. Me cargan los estilos que se bailan en esas clases y no soy muy buena coordinando, pero tenía que hacerlo así que puse mi mejor cara y asistí.

Con el tiempo me descubrí disfrutando entre reggaeton y bachata, y aunque no es un tipo de música que escuche día a día, si reconozco que es la mejor para realizar este tipo de actividad, y además mejoró mi coordinación. De todas formas siempre debí preocuparme de andar con algún tipo de dulce por si tenía un bajón de azúcar.

Mentalízate y quiérete

Cambiar los hábitos alimenticios no es fácil. Y creo que muchas, al igual que yo, pueden haber tenido problemas para asumir su cuerpo, y aunque nos repitamos que somos bellas tal como estamos, algunas veces nuestra autoestima no anda nada bien.

En mi caso me vi superada por la universidad y estos problemas de salud. Siempre he sido un poco maniática por mi apariencia, y verme en en el estado en el que me encontraba no fue nada fácil. Como practicaba yoga desde hace algún tiempo, ya había comenzado a entender mi cuerpo y sus formas de moverse, por lo que la práctica se hizo aún más indispensable y me ayudó a calmar las ansiedades con las que viví un tiempo.

Al comenzar a aplicar todos estos puntos descubrí que subidita de peso, o más delgada como me encuentro ahora, igual me quiero. ¿Y eso es lo positivo, no?

Y ustedes chicas, si pasan por lo mismo que yo, ¿qué es lo que hacen para bajar sus niveles de azúcar?

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