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Amparo Hernández: “Lo estoy pasando muy bien en televisión”

Hace casi dos años, la periodista y conductora de “El Descapotable” (VIA X) pidió un deseo: un cambio laboral. En ese tiempo trabajaba en prensa escrita y la televisión llegó a tocar su puerta. El día de esta entrevista cumplió 30 años, agradecida y radiante por todo lo que le está pasando.

 

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Por: Jessica Celis Aburto.
Fotografías: Gonzalo Muñoz.
Maquillaje: Ramón González, Make Up Artist de Inglot.
Accesorios: Aristocrazy.
Vestuario: Tommy Hilfiger.

 

En lo personal, pololea con el cineasta Nicolás López, a quien le declaró su amor por e-mail. Hoy viven juntos y gracias al trabajo de él ha tenido al mismísimo Kenu Reeves tomando café en su casa. ¿Ella? Ella mantiene la compostura.

Llevaba 5 años trabajando como periodista de espectáculos en El Mercurio. Entró a hacer la práctica, y hasta ese momento era el único medio en el que había trabajado. El 31 de diciembre de 2012, Amparo Hernández esperaba el nuevo año en Isla de Pascua junto a Nicolás López y, fiel a la tradición de escribir en un papel 3 cosas que quería dejar atrás y 3 que quería ocurrieran, detalló en esta última lista que quería un cambio laboral.

 

 

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«Nicolás siempre me decía que debía intentar hacer algo en televisión, que veía algo en mí que podía funcionar ante la cámara. Dos días después de ese Año Nuevo me llegó un mail donde me invitaban a una reunión para unirme a un nuevo programa. Fui y era para ‘Algo está pasando’ (Chilevisión). Era febrero del 2013. Seguía en El Mercurio, y como periodista de espectáculos era la época de más trabajo, el mes del Festival de Viña y toda su demanda 24/7 con todo el reporteo que significa y con el que yo vibro. Tenía que decidir si me quedaba o me pegaba el salto. Nicolás me dijo que lo había pedido, que lo hiciera y que no perdía nada. Hablé con mi jefe en el diario, renuncié y me fui».

El espacio de CHV terminó su temporada, y ella saltó a las pantallas de VIA X como editora y una de las conductoras de «El Descapotable», junto a Valeria Ortega. En pantalla realiza entrevistas en profundidad a conocidos personajes de diversas áreas del quehacer nacional. «Lo que más me gusta es la entrevista humana, donde puedes llegar más allá de lo superficial de una persona. El programa me obliga a saber más, y por eso me tiene tan contenta».

¿La televisión era un objetivo o te hizo sentido lo que te dijo Nicolás?
No lo era. Y al principio pensaba que lo que Nicolás me decía no tenía sentido, que no servía, porque no estaba preparada. No es llegar y pararse delante de una cámara y listo. Tiene que haber un rigor y tenía que estar preparada para hacerlo. Por eso me sirvió mucho todo el tiempo previo que tuvimos antes de que ese programa saliera al aire, porque me preparé, estudié y entrené. Me costó encontrar la actitud, que es finalmente lo que tienes que hacer porque es eso, soltarte y jugar, y yo no jugaba. Hablaba como escribía. Tuve couching con una amiga que es actriz, Daniela Mahana, quien me ayudó en la expresión corporal, en cómo hablar, relajarme, mover las manos, mirar la cámara. Fue un año de construir y jugar, siempre hablando desde lo profesional.

¿Qué te pasó cuando empezaste a verte en la pantalla?
Uf, fue terrible. ¡Me miraba con las manos en la cara, como viendo poquito! (risas). Veía todo lo que estaba fallando.

¿Muy autocrítica?
Sí, pero además porque siempre trabajé desde el otro lado: cubría televisión y veía todo lo que estaba bien y mal, entonces tengo súper claro lo que funciona o no. Por eso me ayudó mucho Daniela. Ella se llevaba el material, lo revisaba y luego me destrozaba (risas).

¿Te cuesta escuchar la crítica?
Sí, me afecta porque soy muy sensible. Por ejemplo si voy caminando en la calle y alguien me insulta, se me aprieta la guata. O si estoy en el auto y alguien me apura con la bocina pido perdón, no respondo chora. La Dany me orientó y me ayudó a ver mis errores, me ayudó a actuar y a cantar, a jugar, a pasarlo bien. Me costó un montón, pero lo logré. Ahora lo estoy pasando muy bien trabajando en televisión. Estoy feliz cumpliendo 30 años y cumpliendo un deseo. Ahora me encantaría hacer radio.

Estar en televisión no sólo le ha demandado preparación intelectual y emocional, sino también física. «Soy súper buena para comer, me encanta y me he ordenado más ahora. Tuve que reeducarme porque si no me hincho –no me gusta la palabra engordar– o como cosas no muy sanas. Soy de una familia ‘dulcera’. Antes de pensar en el plato principal se piensa en el postre. Ir a la casa de mis papás es pensar en el Tiramisú, el 3 leches, una torta invertida de chocolate, o un Banana Split».

¿Y tú cocinas?
Mi especialidad es la repostería.

¿Y platos salados?
A veces sí, o los hago si invito alguien…

Pero los dulces no faltan…
La verdad que no, pero por eso he tenido que controlarme y comer más equilibrado. Por ejemplo en mi casa igual vas a encontrar el dulce y un flan light (risas).

 

«Me gusta Nicolás»
Hace 6 años el cineasta Nicolás López lanzaba su filme «Santos» en España, y a Amparo le tocó entrevistarlo. No se conocían.

¿Es una historia de amor del estilo flechazo periodista-entrevistado?
A ver… Nicolás es seco para hablar, y muy atractivo de escuchar. Todo lo que dice tiene sentido. Me pareció muy interesante. No me había tocado entrevistar a un hombre que hablara tanto y tan seguro de todo lo que dice. Eso me parece muy atractivo y me dio confianza, sabes que puedes confiar, y eso me pasó con él. Lo admiré altiro. Pasaron meses y nos reencontramos en una fiesta. Yo estaba con un compañero de trabajo y cuando él se fue, me puse a conversar con Nicolás y un amigo. Conversamos y conversamos, y bailamos y bailamos; después de eso nos hicimos amigos por Facebook. Él estaba en otra, concentrado en sus proyectos. De repente empezamos a vernos más, a ir al cine, por ejemplo, pero siempre como amigos. Yo salía con otros gallos y él con otras minas, y nos contábamos las cosas que nos pasaban. Después de un año ya hablábamos mucho, onda de ser los primeros en llamarnos en las mañanas para contarnos qué habíamos hecho la noche anterior. Un día estaba en una fiesta con una amiga y le dije: ‘me gusta Nicolás'».

 

Sigue en página 2… 

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