Wellness

La hermosa experiencia de practicar doga

Este estilo de Yoga te reconecta con tu mejor amigo, a un nivel que nunca imaginaste.

En Occidente, la práctica de Yoga ha evolucionado para crear distintos estilos, que se ajustan a nuestras múltiples necesidades. Desde las liberadores sesiones de Yoga al desnudo, hasta secuencias de posturas con tu perro. Como lo lees… Existe toda una tendencia de practicar Yoga con tu perro que recibe el nombre de doga.

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El doga va más allá de lo que puedas imaginar. Son hermosas sesiones involucran posturas en compañía de tu mejor amigo, que incluyen meditación, masajes y ejercicios de acupresión. De acuerdo con Brenda Bryan, creadora de Barking Buddha Doga, el propósito de esta práctica es el mismo que el Yoga tradicional: alcanzar la unión y consciencia de uno mismo. Sólo que en este sistema se logra a través de nuestros perros.

Este estilo resulta controversial entre los yogis tradicionales, pues lo ven como una forma de trivializar la práctica; considerando que la industria del Yoga genera millones de dólares al año, se puede entender como “una promesa más” para alcanzar el balance en nuestras vidas

En lo personal, considero que el doga es una práctica que refuerza esa conexión tan especial que tenemos con nuestros perros, siempre y cuando se practique en conciencia.

Mi primer acercamiento al doga fue precisamente con este libro de Brenda Bryan, yogini y animalista, que te lleva de la mano en este hermoso viaje con tu perro. Su sistema demuestra pasión por esta disciplina milenaria y el amor a hacia los animales. No se trata de obligar al perro a estar contigo en el tapete y que te acompañe en las posturas. Se trata de establecer una intención en común y un intercambio de energía, enfoque que te acompañará durante toda tu práctica.

Antes de practicar con RoccoChanel, mis peluditos, retiré todas las expectativas. Me centré en el amor y la compasión hacia todos los seres, en especial, hacia todos los animales que necesitan de esta conexión — esos mismos que terminan en la calle por ser consideradas “malas mascotas” —. Sin siquiera pedirlo, mis perros se acercaron al tapete desde la meditación inicial.

Este hermoso estilo de doga centra su práctica en el amor incondicional, en el presente, en la idea de dejar ir y en darnos ese permiso (que muchas veces se nos olvida) de jugar. Al crear esta atmósfera, nuestra energía se transforma. En palabras de César Millán, dejamos a un lado el “Mundo Moderno”, eliminamos el miedo, el ego, la inseguridad, aumenta nuestras vibraciones y reconectamos con la naturaleza, con nuestro mejor amigo.

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Las posturas son similares a una sesión de Yoga, sólo que en Barking Buddha tienen secuencias específicas para distintas intenciones: amor incondicional, enfoque, perspectiva, alegría, inspiración, fe, liberación. Cada postura tiene su variación dependiendo del tamaño del perro.

Lo mejor son los mudras, puntos de conexión con tu peludito para intercambiar energía: manos y patitas, conexión de corazón, unión frente a frente; y sí, se siente la conexión y el intercambio de energía — entre más se practica, este intercambio resulta más evidente.

Aunque no es común encontrar este estilo, se puede practicar desde casa con la guía de libros y videos en la web. A lo mejor en tu ciudad puedes encontrar algún maestro certificado; en tal caso, siempre verifica antes de asistir con tu peludito, que las condiciones son ideales para la práctica. Por último, recuerda respetar el principio de ahimsa o la no violencia; no obligues a tu perrito, sólo se incorporará a esta práctica energética.

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