Ya lo dijo Pimpinela: “hay amores que matan”. Es que, por alguna extraña razón que la ciencia aún no logra descifrar, las relaciones tortuosas (esas que te hacen agarrar tus maletas sólo para encontrarte desempacando el día siguiente) son las más difíciles de dejar.
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Si bien es cierto que a nadie le viene mal sufrir por amor de vez en cuando, también lo es que hay un límite. Aquí, 3 relaciones famosas que no le desearía ni a mi peor enemigo.
Sid Vicious y Nancy Spungen
Sid y Nancy se conocieron cuando él era bajista de los Sex Pistols y ella, su groupie. Las parejas normales salen a comer o al cine, pero ellos vivían en conciertos y fiestas con drogas. Semanas después de que él le dedicara una carta muy amorosa, descubrió que la había asesinado durante uno de sus viajes psicotrópicos. Antes de morir (de una sobredosis, claro) pidió que lo enterraran junto al “amor de su vida”. ¿Y tú crees que tu relación es dramática?
Sylvia Plath y Ted Hughes
Sylvia era una escritora brillante, y Ted, un donjuán bebedor que la sedujo con sus versos. Se casaron, pero nunca fueron felices, pues él no paraba de serle infiel. Finalmente la abandonó por otra mujer, y Sylvia se sintió tan desolada que no paró de escribir cosas como “La vida es soledad, pese a todos los opiáceos, pese a las máscaras risueñas que nos ponemos”. Murió al meter su cabeza en un horno.
Frida Kahlo y Diego Rivera
Frida y Diego eran de esas parejas que no podían estar separadas, pero se hacían daño continuamente. A él siempre le gustó la buena vida: los tequilas, las mujeres… A pesar de que Frida presumía tener una mente muy abierta, se dice que sufría con las infidelidades de Diego. Ella también lo engañó con hombres y mujeres. Cuentan que alguna vez dijo: “He sufrido dos graves accidentes en mi vida: Uno en el que me arroyó un tranvía… el otro fue Diego”.