En poco tiempo, Tinder se ha posicionado como una de las apps predilectas en smartphones para conectar con personas; y es que sin exagerar, conocer a tu próxima cita está a un solo movimiento de dedo.
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Calificada como frívola y que “atenta contra el amor verdadero” según La Vanguardia, Tinder goza de buena reputación ya sea para conexiones serias o encuentros casuales, pues no es necesario completar un exhaustivo perfil para entrar en la jugada como en los portales de citas en internet, y es más del tipo “directo a lo que vas”.
La dinámica es sencilla: la aplicación extrae unas cuantas fotos de tu cuenta de Facebook, completas el perfil solamente con tu nombre, edad y, si quieres, una breve descripción. Tinder te sugiere prospectos que se encuentran dentro del espacio radial y del rango de edades que especifiques, si alguno te agrada basta con deslizar el dedo hacia la derecha y si no te parece interesante deslizas a la izquierda descartándolo.
Si quien te gustó también te marca positivamente, se habilita una conexión para empezar a platicar y lo que siga en adelante ya es asunto de ambos; no sin tomar las debidas precauciones, porque nunca faltan decepciones o uno que otro loco suelto, en serio.
Ligar en esta app suena aceptable, instantáneo, y a como actualmente queremos todo: fácil.
Pero, ¿te imaginas cómo sería Tinder en el mundo real? Pues el cineasta danés Rolf Glumsoe Nielson hizo un cortometraje titulado “Real Life Tinder” que representa a la aplicación en el terreno tangible, emulando la dinámica descrita arriba.
Así, una usuaria va caminando, descartando y eliminando de su vista a los hombres sugeridos por la aplicación. Cuando al fin le interesa uno de ellos, con la misma facilidad es rechazada y mandada a volar, porque pues, así es como funciona esto.
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Aquí te dejamos el vídeo que nos da pauta para definir y discutir las relaciones, el “amor moderno” y el hacer conexiones que requieren esfuerzos mínimos.
Fuente: Nerve