Argumento contra los detractores de la Navidad: las fiestas decembrinas hacen que la gente tenga más sexo. Ahora bien, si odias el sexo tanto como la Navidad, entonces no he dicho nada, aléjate ahora mismo de este post. Pero si el sexo te gusta, no pierdes nada con seguir leyendo.
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Siempre. Tener sexo, siempre. Pero en Navidad, en las fiestas de fin de año, el escenario se ilumina, se pone favorecedor. Hasta hay estudios ociosos que lo comprueban. No se trata de hacer el amor disfrazada de señora Claus o de elfo, sino de explotar algunas posibilidades. Si además quieres disfrazarte, muy tu gusto: seguro habrá quien encuentre provocativo el peluche blanco de tu gorro.
Detestar la Navidad podrá parecer una postura interesante. No lo es. Las mesas bien puestas, la buena comida, la ropa linda, los regalos, son universalmente aceptables. Es cierto que las fiestas, a veces, pueden presentarse como tareas engorrosas para algunos. Afortunadamente, el sexo posee los secretos de la redención.
Aquí algunas razones para tener orgasmos en lugar de vomitar a diestra y siniestra tu despecho navideño.
El paladar
En Navidad hay comida, mucha y por lo general gustosa, y hay vino, whisky, champaña. La comida y la bebida dan ganas de hacer el amor. Emborracharse da ganas de hacer el amor. Porque cuando una se la está pasando bien, tiene el ánimo dispuesto y los orgasmos se presentan con amabilidad convulsiva.
Además, la temporada se presta para alimentos afrodisíacos: cerezas, chocolate, almendras, nueces. No creo en los afrodisíacos, pero es mejor comer frutos secos e irse a la cama con algún guapo que deprimirse a solas y a la luz de las velas.
La actividad social
Hay muchas fiestas, en la oficina, en la escuela, con los amigos. En México se llaman posadas, incluso cuando nadie pide posada. Y, aunque sé que en el mundo existe un grupúsculo de personas que rehuyen a las fiestas, por lo general hay que asistir a algunas de ellas: mejor tratar de pasarlo bien.
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Un día fui a una posada, a regañadientes, y me tocó sentarme junto a un tipo que me siempre me había parecido atractivo y sumamente antipático. Bebí demás. Me acosté con él. Estuvo bueno. El antipático de entonces es mi amigo hasta la fecha. Feliz Navidad para él, su esposa y su hijo recién nacido.
El bendito plano material
La temporada está llena de regalos, lo cual ofrece más de una ventaja. Primero, lo obvio, a todos nos encanta tener cosas lindas y nuevas, y se puede hacer regalos sugerentes. Me parece que los sex toys son mala idea, por aquello de las funciones, los tamaños y las aficiones específicas, pero cada quien sus cartas a Santa Claus.
Eso sí, cuando recibimos regalos, nos gusta demostrar nuestro agradecimiento… Y si el regalo es lo suficientemente bueno, incluso podemos hablar de gratitud. Las felaciones son las emisarias más certeras de la verdadera gratitud.
Hace frío
Por lo menos aquí en México. Es invierno, así que no dan ganas de salir de la cama. Y como ya te ligaste al antipático de la posada, o pasarás la noche con el buen regalador (toda esa gratitud entre tus labios), el problema está resuelto. La cama es el mundo. Pero, si quieres, también puedes tener sexo en la cocina, etcétera.
El outfit
Las fiestas nos obligan a elegir lo mejor de nuestro guardarropa. Impensable asistir a las cenas más significativas del año en fachas. En esta época una se produce, lo cual arroja buenos resultados.
Luego está esa superstición ridícula y adorable de la ropa interior, la buena suerte, todo eso. Las tangas me parecen feas (aunque suelo usarlas a petición del interesado), pero los encajes me encantan, y también funcionan.
Hay con quién
Con tantas fiestas, los reencuentros están a la orden del día, de manera que es fácil obtener parejas transitorias: viejos amigos, novios del pasado, compañeros de la prepa a quienes los años les han sentado bien. ¿Por qué no acostarse con ellos? Es tiempo de dar y compartir.
Entonces… Feliz Navidad, tengamos sexo.