Cuando una mujer descubre que fue engañada por su pareja, sin duda, siente que el corazón se le rompe en mil pedazos. Obviamente, existen parejas abiertas que permiten este tipo de prácticas, pero en el caso de ser una “tradicional” entonces esta es la peor traición.
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Cuando me ha pasado ese asunto la verdad es que me quedo en blanco y solo termino llorando un rato hasta que me olvido del susodicho. Sin embargo, hay algunas chicas que no se quedan tranquilas hasta lograr una “hermosa y justa” venganza.
Es el caso de una mujer que luego de una ingrata ruptura con su novio (con quien llevaban nueve meses juntos) y tras descubrir que éste le había sido infiel con una ex pareja, se decidió a escribir una carta abierta expresando lo que sentía tras este capítulo de su vida y dejando salir todo lo que pensaba de este hombre.
Esta carta fue publicada de forma anónima en el sitio Yourtango.com donde la catalogan de “totalmente poética”. Leyendo las líneas de aquella misiva solo veo irá y rabia. Me ha dado vuelta el pensamiento de qué es más digno: sufrir en privado y hacer como que no nos interesa la traición o es mejor sacar todo afuera y trasparentar los sentimientos. ¿Ustedes qué harían en su lugar? ¿Se vengarían?
“No te preocupes cariño. Mi ira no va a durar mucho. Sé que tu vida ya es tu castigo. Un hombre de 40 años de edad, con logros mediocres que es incapaz de tener una verdadera intimidad, que casualmente miente y traiciona, que está siendo demandado por su propia tía, que apenas tiene el amor de su propia familia, que tiene pocos amigos y ninguna comunidad sobre la cual hablar, que ha estado viviendo en su olvidado hogar de la niñez en los suburbios de Nueva Jersey por casi un año, solo a los 40, que no está ni siquiera cerca de su máximo sueño de un acuerdo para un libro, que es frágil, inseguro, patético, torturado, no tiene fibra moral, que no está satisfecho con su carrera y está constantemente viajando a basureros corporativos.
Y luego una mujer llega y trata de amarlo, animar sus sueños, invitarlo a ser su “otra mitad”, y él paga su amabilidad con mentiras, secretos, un puñado de chocolates mierdosos que probablemente recogió en el aeropuerto en su camino a casa desde Francia, una ruptura brusca con base en su propia incapacidad para estar cerca de alguien que tiene sus cosas en orden con quien podría haber sido un compañero real y que además ha tenido una aventura con su ex todo este tiempo -en un apartamento a sólo diez cuadras de su novia-. Y proyecta en su novia que ella era la desconfiada. Y le dice a ella que la ruptura fue acerca de algo sobre lo que no puedo poner mi dedo.
Ese es quien tu eres: un hombre que está envejeciendo, triste, falso, taimado que viaja de un hotel a otro, poniendo su mejor cara para un montón de extraños, viviendo de un maletín, que no tiene hogar ni conexiones, mintiendo a otros, mintiéndose a si mismo. Así que no tengo que humillarte. Toda tu vida es una gran humillación. Y no importa cuanto lo medites, hagas yoga o te sometas a terapia, esto nunca va a cambiar. Este es quien tú eres”.
