¿Qué te parece el porno lésbico? ¿Te provoca? ¿Te gustaría vivir algo por el estilo? ¿Tienes inquietudes lésbicas que no has satisfecho? Consultemos la opinión de una experta.
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Una actriz porno anónima, quien se define a sí misma como bisexual, habla de su experiencia: 6 cosas que puedes y debes aprender de esos videos cachondos del tipo “mujer contra mujer”, tan abundantes y tan solicitados… en especial si te antoja imitar lo que has visto en pantalla.
1. Porno lésbico no es sexo lésbico
Ya lo sabemos: el porno en general no se parece al sexo que la gente común practica: hay evidentes diferencias entre ambos. En el porno lésbico, por ejemplo, encontrarás una buena cantidad de dildos enormes, strap-ons y otros juguetes fálicos, como si se necesitara un pene para irse a la cama con una mujer (si los consoladores te gustan, si le gustan a ella, genial, pero no son obligatorios).
2. El porno lésbico quiere parecer heterosexual
No sólo está el asunto de los dildos (que a mí, por cierto, me encantan): nuestra actriz porno anónima habla también de la forma en que se usan los dedos, del sexo oral… todo lo que vemos es como una antesala para llegar al objeto fálico. “Lo que para los heterosexuales es sólo un juego preliminar, para las lesbianas es sexo”, agrega.
¿No te ha pasado que tuviste un orgasmo durante el ritual previo a la penetración, y que ese orgasmo fue por mucho más sustancioso que los obtenidos con ayuda de un pene?
3. El porno lésbico no es para lesbianas
No quiere decir que a las lesbianas no les guste… habrá a quienes sí. Pero los directores no realizan las escenas pensando en ellas. Incluso si las actrices involucradas son gays, el director las hace lucir estereotípicamente femeninas: el propósito es que parezcan “chicas heterosexuales que se portan mal”. Extensiones, pestañas postizas, mucho maquillaje, uñas pintadas… Es sexy, claro que lo es, pero también es irreal.
4. Nada es tan bueno como parece en pantalla
Esta observación también se refiere al porno en general: no olvidemos que los actores están trabajando, están siendo dirigidos y deben cuidar su existencia ficticia frente a la cámara. Parecen estarlo pasando bomba, y de eso se trata, pero no lo disfrutan tanto en realidad.
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En el caso del porno lésbico, el director suele buscar tomas muy cercanas de la vagina en contacto con la lengua o los dedos, lo cual se traduce en cámaras-obstáculo y labios vaginales jaloneados… “pero igual hay que gemir”.
5. El porno lésbico es mudo y sucede a ciegas
En el sexo lésbico de verdad se habla: las involucradas dicen qué les gusta y qué no, derecha, izquierda, más suave, por ahí sí, por aquí ni se te ocurra. En el porno, en cambio, no se vale detenerse ni hablar, más que para decir oh, sí, nena, qué bien se siente (aunque esté doliendo o, lo que es peor, aburriendo).
Lo que las actrices hacen fue idea del director y no de ellas mismas. Si la otra está frotando tu clítoris de una forma incómoda y repetitiva, ni modo… que siga la función.
6. ¿Quieres conocer el verdadero sexo lésbico? Experiméntalo
El sexo lésbico es más íntimo, inexacto, divertido y placentero. La única forma de que lo compruebes es acostándote con una mujer. Es decir, si tienes ganas. Cuando lo hagas, notarás que tú y tu cómplice no se parecen en nada a las actrices de las películas porno… afortunadamente.