Hoy en día las redes sociales se han convertido en nuestra carta de presentación. No sólo para con la gente con quien congeniamos de vez en cuando, sino incluso para nuestras relaciones laborales: actualmente las empresas te “stalkean”, por decirlo de algún modo, para saber si tu perfil es apto para conforme la visión y misión de la corporación.
No obstante, hay un gran pero al tener a todo mundo en un mismo lugar. Sientes que la gente está admirando tu vida desde lejos. Y, de una manera u otra, esto es cierto. Accidentalmente o adrede, llegan a toparse con tu perfil: con lo que haces, con lo que te gusta, con lo que piensas, con las personas con quienes te relacionas y, sobre todo, con las personas que se relacionan contigo. Así es, me refiero principalmente a las situaciones sentimentales.
Sin embargo, esta vez no les escribiré para manifestarles mi eterno desacuerdo en cuanto a las demostraciones de afecto virtuales públicas que hacemos día a día en toda red social, sino más que nada a las demostraciones de afecto virtuales públicas y penosamente falsas que, afortunadamente, tan sólo un pequeño porcentaje de las personas practican.
¿Alguna de ustedes se ha topado con una amiga que se inventa un novio en Facebook? Desgraciadamente, yo sí.
Mi amiga (a quien llamaremos Fátima*) es una chica guapa, elegante, y con un gran gusto por la moda que incluso a mí me inspirada. Pero, por alguna razón, no tiene muy buena suerte con los chicos.
Algo de lo que me había percatado en Fátima era la superficialidad que manisfestaba ante todo momento: te contaba de cómo tal chico le regalaba prendas lujosas, relojes lujosos, e incluso coches lujosos.
Por supuesto que al escuchar la palabra “Ferrari” en el mismo contexto de cualquier hombre de tu universidad, es automático que tu sensor de “mi amiga me está mintiendo” no se active. Así me ocurrió a mí: primero con el Ferrari, posteriormente con el Lamborghini, y por último con el Michael Kors que se encontraba tomado de la mano de un brazo bastante varonil y bastante de Tumblr, We Heart It, o Pinterest.
Con el tiempo, las mentiras de Fátima llegaron a cansarme. Es decir, las escuchaba, pero no tenían mucho sentido si finalmente no eran verdad en absoluto.
Al cabo de unos meses, todo el grupito de amigas nos dimos cuenta de que no sólo Fátima se había inventado un novio de ensueño (y perfil en Facebook falso) que todos los días le regalaba ramos de rosas enormes y objetos lujosos, sino que también se había inventado una que otra supuesta “amiga” famosa.
Algo de lo que yo me doy cuenta con respecto no sólo a Fátima, sino más que nada en las chicas de hoy en día al tratar de apantallar a los demás vía Facebook es que tienen muy baja apreciación por sí mismas. Baja autoestima. Tienen mucho: inteligencia, porte, belleza y un sobrepeso muy grande, pero de inseguridad.
Desde luego que yo, por ejemplo, al ver esas imágenes tan reblogueables por toda la Internet con hombres regalando objetos lujosos y mujeres utilizando exclusivamente ropa de marca, deseo hacerme pasar por ellas. Sin embargo, es importante tomar en cuenta que esas mujeres no son yo. Y tal vez no tenga las fotos perfectas, pero sí la vida real que me gusta vivir.
Y ustedes, ¿se inventarían una relación en Facebook?
Foto: Flicker