Creo que todas tenemos en nuestro círculo social a cuando menos una amiga que sufre de este terrible mal: terminar, regresar, terminar, jurar no regresar de nuevo, y volver a regresar. Son estas terribles relaciones enfermizas a las que, de una u otra manera, no logras poner fin de raíz. “Círculo vicioso”, le llaman.
Por supuesto que existe una pasión muy fuerte entre 2 personas para que, inexplicablemente, se sientan atraídos de cierta manera especial sólo entre ellos. Porque, sí, así es: ¿cuántas veces no le hemos recomendado a esa amiga nuestra que deje a aquel hombre que tan sólo la perjudica por alguien más y, sin embargo, le es imposible abandonar?
Desde luego que a críticas de masoquismo se remite la situación; no obstante, es quizá necesario entender el problema de raíz: finalmente todas las personas somos únicas, diferentes, e irremplazabales. La pasión (enfermiza, si así quiere llamársele) tan sólo es comprendida por las 2 personas inmersas.
Seguramente a muchas de ustedes le parecerá consecuencia de poca autoestima y valoración personal. Sin embargo, podría asegurarles que esta amiga que es víctima de semejante trágica situación, lo considera amor. Y a eso vamos a continuación…
Cada quien tiene su idea del amor.
En muchas ocasiones optamos por retomar lo que vivimos en casa: violencia, malas palabras, incertidumbre, abandono, etc. De una u otra manera, cada quien carga con sus inseguridades y, principalmente las mujeres, lo hacemos con respecto a nuestro padre. Y, además…
Un mal hábito es difícil de dejar si no se tiene la convicción de abandonarle propiamente.
Si alguna de ustedes fuma, seguramente entenderá de lo que hablo: sabes que eventualmente es un vicio que te hiere, pero quizá existe inconciencia de tu parte al considerarlo algo demasiado a futuro o, más que nada, retomarlo una vez luego de cierto tiempo.
Existen muchas personas que abandonan vicios de años, como también existen mujeres que se prestan a una relación enfermiza durante años. Todo depende de la fuerza de voluntad convencional de cada uno. Porque…
La verdadera ayuda empieza con uno mismo.
Claro que podemos acudir a terapia, con un psicólogo e incluso psiquiatra. No obstante, la voluntad para abandonar aquello que no no hace más que daño está dentro de nosotras mismas. (Recuérdenlo siempre.)
Fuente: Fanpop