Esta combinación, para mi gusto, tiene recomendaciones de verdad. No me lo sugirió un rostro televisivo, ni mucho menos un spot publicitario. Me lo recomendó mi padre, un hombre de colesterol perfecto; mi suegra, una mujer con cuerpo de veinteañera; y lo reafirmó mi último nutricionista, el mismo que me recomendó el mate para combatir la ansiedad (100% efectivo)
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Lo probé y todas esas mermeladas milagrosas, yogurt prometedores y alimentos infalibles quedaron en el recuerdo como intentos fallidos, desplazados por el mandamás de las soluciones: mi querido yogurt con avena, ese mismo que también puede ser utilizado como mascarilla exfoliante para la piel. (¡Qué multifacético!)
Esta preparación es un aporte en todas sus letras. El yogurt y la avena pueden jactarse de ser indispensables en cualquier dieta. Combinados funcionan como solución al estreñimiento y como laxante muy efectivo. Por experiencia personal, en una semana logró mejorar esa rutinaria rencilla entre mi intestino y yo (hoy nos amamos).
Paralelamente su rico sabor, permite deleitar el paladar en esa constante lucha que tenemos contra los kilos de más. Así también esta combinación permite la variación de sabores, eligiendo yogurt (light) de diferentes sabores, complementándolos con alguna fruta –como frutillas, frambuesas o manzana rallada- o un pequeño toque de miel. (sólo un toque y de vez en cuando).
Beneficios del yogurt
Perteneciente al grupo de los probióticos -alimentos que contienen microorganismos que contribuyen a nuestro intestino y sus procesos- el yogurt posee diversos beneficios. Rico en calcio, proteínas y amigo fiel de nuestro intestino, se vara como una solución que aporta a nuestro sistema inmunológico, lo que lo convierte en un infaltable para prevenir enfermedades de invierno o infecciones de otras estaciones. Su consumo es recomendado tanto para grandes como para los más pequeños.
Otro de sus pro es que es considerado como una gran fuente de calcio y, según algunos estudios podría tener un efecto preventivo ante el cáncer de colon y, en el caso del yogurt desnatado, bajaría los niveles de colesterol en la sangre, lo que lo convertiría en un alimento ideal para personas con riesgo cardiovascular (según Zonadiet.com)
Paralelamente previene y mejora síntomas de diarrea, ya que ayuda a restablecer la flora bacteriana intestinal perdida. De hecho es recomendado principalmente en caso patologías relacionadas con problemas de tracto gastrointestinal.
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Beneficios de la Avena
Sin duda es el cereal más completo –y económico-. Desde pequeña me la daban con leche, creando una especie de ulpo que no daba cabida al hambre en el recreo del colegio. Y es que su alto contenido en fibra aumenta la saciedad, lo que la convierte en otra arma letal para combatir los kilos extra, derribando ese mito de que se trata de un alimento para subir de peso.
Esta maravilla contiene vitaminas A, E, B1, B2, B3, B6, zinc, magnesio, hierro, calcio, fósforo y potasio. ¿Traducción? Todos los componentes necesarios para un cuerpo y estado de ánimo sano. De hecho, si tus nervios andan un poco desequilibrados, la avena es un alimento que debieses incluir de inmediato en tu alimentación diaria.
Por otro lado, bien conocida es su propiedad para bajar el colesterol. Permite mejorar los niveles de azúcar en la sangre, siendo un cereal recomendado para diabéticos y para combatir problemas hepáticos y puede ser utilizada en un sin número de recetas, además de combinarla con yogurt para crear un laxante rico, natural y saludable.
Combinación pro dieta
Siguiendo con los beneficios del yogurt con avena, ambos pueden ser incluidos en esa eterna lucha por bajar los kilos de más. Utilizarlos como desayuno, además de abaratar costos, te ayudará a empezar el día con mayor energía y paralelamente te mantendrá con la sensación de güatita (barriga) llena, corazón contento.
Lo ideal es mezclar un envase de yogurt light con 2 a 3 cucharadas soperas de avena. Puedes consumir esta combinación diariamente y utilizarla en esas ocasiones en las que la ansiedad clama por una copa de helado o una barra de chocolate (más bien el chocolate entero). Tu dieta, tu colesterol y tu intestino te lo agradecerán.