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Juan Carlos Valdivia: “No quiero ser moda, prefiero convertirme en un clásico”

La semana del 25 de febrero marcó el regreso de Juan Carlos Valdivia a la televisión chilena. Fue un rodaje divertido en UCV-TV con “Eo, Eo, Eo que siga el veraneo”, un espacio de conversación muy lúdico y entretenido. También partió su programa nocturno “TOC Show”. Sí, leíste bien, TOC, y no Talk, como las siglas del Trastorno Obsesivo Compulsivo, síndrome que, en cierta forma, Valdivia cree haber adquirido con los años

 

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Por Angélica Salas

Se declara un admirador de los desnudos, de la sensualidad delicada. En definitiva, un obsesionado con las mujeres. No es casual que sus tres panelistas sean féminas bellas, además de muy reconocidas por su talento: Soledad Bacarreza, Mariana Derderián y Javiera Acevedo.

Decidiste también que todas fueran rubias y de ojos claros…

¡Oh, no me había dado cuenta!

Valdivia vive con las antenas atentas a lo que la gente esté consumiendo. Se encontraba en Las Tacas y vio que a muchas mujeres no les interesaba adquirir un bronceado perfecto. Sólo querían estar «a la sombra»… Claro que bajo las «Cincuenta Sombras de Grey».

Y desde luego planeó hablar de ello y muchísimo más. Vuelve a realizar su formato preferido y el que mejor sabe hacer: conversar de todos los temas con opinión fundada y una mirada de actualidad.

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EL REGRESO DE UN PIONERO

Para realizar esta entrevista, nos encontramos en su flamante productora, ubicada frente al Mall Alto Las Condes. Ahí estaba él, corriendo muebles, moviendo luces y chequeando cámaras. Todas de última generación, por cierto. Full HD. «Quiero trabajar en los contenidos, meterme ya en lo creativo, estoy chato de poner clavos para colgar cosas en el estudio, estoy aburrido de la parte logística. ¡Quiero que esto empiece ya!», expresa hablando rápidamente.

Y esto de tener tu productora, ¿fue algo que surgió mientras estabas en Italia?

Desde hace muchos años quería hacer esto. La decisión la tomé fuera de Chile, mientras estaba con mi familia. Me puse a pensar cómo ser un aporte en la tele haciendo lo que me gusta. Y cómo se hace eso: teniendo socios que confían en tu trabajo, que te respetan como tal, como un profesional del medio, y que saben mucho de televisión. Estoy contento de haber podido formar este emprendimiento, esta Pyme, en un canal como UCV-TV, que me permite el espacio. Otra cosa que me entusiasma, además de poder hacer la televisión que es necesaria hoy día, es dar trabajo. Siempre me ha gustado trabajar con gente: apadrinarlas, cuidarlas y que luego caminen solas. Busco a veces espíritus atormentados para hacerles nanai y recuperarlos.

¿Y estás dispuesto a volver a involucrarte con la presión del rating, con la competencia?

Yo creo que, en términos de rating, no importa sólo cuánta gente te ve, sino quiénes te ven. Creo que hay una masa súper insatisfecha con los contenidos que le están entregando. Es una inmensa minoría que quiere otra tele. Yo no estoy por ganarle a nadie, espero hacer un buen programa, que tenga el auspicio necesario para que se autofinancie y siga en el tiempo. Estoy en una lógica de disfrutar, pasarlo bien y que los que están conmigo, también lo pasen bien. Y si además gano plata con ello, fantástico. Yo fundé el programa de conversación «Sábado por la noche», y ahí está, vivito y coleando, lleva como 15 años ya. Me alegro de haber participado de eso. Antes no existía ese espacio en la noche, con un poco más de contenido, y se estableció. Me siento como un pionero de exploración, porque parto desde cero. Me costaría llegar a un programa en que estuviese ya todo armado. No quiero ser moda, porque las modas pasan, prefiero convertirme en un clásico.

¿Y qué tal eres como jefe?

Tengo manías, pero son productivas, tienen que ver con el orden, la eficiencia, la disciplina. Si las cosas salen como corresponde, me relajo. Estoy buscando equilibrar esto, porque mi relajo sólo aparece cuando tengo todo bajo control. Es como cuando ya saliste de tu casa, rumbo a tus vacaciones, y te preguntas «cerré la ventana?», y te sientes mal. Entonces, es mejor haber chequeado antes. Soy súper exigente con todos los que me rodean, porque para que todos disfrutemos, tiene que estar todo funcionando. El talento sin rigor, no sirve. Ahora, yo no soy un tipo tenso. No me gustan ni los gritos, ni los garabatos. Y en el fondo, esto de independizarse hace que pueda poner esta regla como fundamental: nada de gritos ni de tipos déspotas que tienen problemas personales y se desquitan con los demás. El respeto ante todo.

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