Aprovechando el paréntesis entre Halloween y Día de Muertos, vale la pena hablar de un tema escabroso aunque no necesariamente macabro: Revivir amores pasados.
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Como ya les he dicho antes, creo que hay personas que forman parte de nuestra vida sólo durante un tiempo, hasta que se cumple su ciclo. Y cuando eso sucede es momento de seguir adelante. Sin embargo, no creo que esto signifique que no hay que abrirles las puertas nunca más; no a todas.
A quien sacaste de tu vida porque te hacía daño, créeme, está mucho mejor lejos de ti que cerca y causando estragos, así que a esa persona déjala en el tapete de la entrada sin importar cuántas veces toque a tu puerta. Pero, ¿qué pasa con los amores que murieron (o matamos -figuradamente-, claro) en el camino? Ahora que hay tiempo de por medio y la capacidad de ver las cosas más claramente, ¿valdrá la pena sacar de la tumba esa relación?
Realmente no creo que sea una mala idea en todos los casos, hay relaciones que a veces por situaciones externas no funcionan como quisiéramos en el momento que necesitamos. Pero hay que tener mucho cuidado.
Piensa si no se te está antojando revivir pasiones sólo porque te sientes sola/o o porque estás aburrida. Y, definitivamente, ni consideres revivir nada con quien intencionalmente te hizo daño.
Pero, lo más importante: Ten muy en claro para qué quieres hacer que resurja el amor ¿Esperas reconstruir la relación? ¿Quieres que sean amigos? ¿Sólo te interesa el sexo? Sea cual sea el caso es válido, pero es necesario que seas honesta desde el inicio; no vaya a ser que ahora seas tú la que tenga que cavar su propia tumba.