Escucharla, leerla, sentirla, oler las vibraciones que deja el timbre de su sexual voz… es desear desnudarse, liberarse, masturbarse calurosa, placentera y dulcemente, masturbarse al compás de sus excitantes palabras, masturbarse.
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Así de intensa es Carmen Mantilla, mujer, escritora, difusora de la Tradición Oral del arte de la Declamación, entre miles de otros mundos. Y hoy, se une a nuestro equipo para compartirnos sus relatos bañados de sangre, placer y por sobre todo, pasión ¡Bienvenida!
Y para debutar…
Carta en Septiembre
(Mutxamel. Cartas Transocéanicas)
David:
Esta noche la ciudad se descascara como una tierra sedienta. Tengo Septiembre en el bolsillo con ganas de elevarse sobre el cielo apretado de girasoles que siguen floreciendo con sangre, con las cifras macroeconómicas a barlovento y desplegadas.
Qué te puedo contar en este mes que no tenga relación con este abandono y desti erro, con este arrancarme las uñas y patear las pantorrillas desnudas de América, con los cuchillos ordenados alfabéticamente y los desaparecidos aullando rabias.
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Qué contarte de este país, flecha torcida y desmembrada, que no tenga que ver con los que no encontramos nunca, con los de la frente anegada que como un tamal doliente fueron arrojados al océano.
Qué te puedo contar, querido mío, que no sea este silencio asustado, este miedo que no nombra, esta expulsión de placenta y sueños, esta chimuchina de Banco Mundial, esta cifra de pobreza escamoteada.
Qué contarte a la distancia que no tenga que ver con la Cordillera, con la cinta angosta de este país que en Septiembre se convierte en guirnalda y vino, que no recuerda su violación porque sus bastardos crecen sin memoria, como capis huecos, huevos hueros, botellas vacías…
Qué contarte, David, que no tenga que ver con el viento y la albufera, con la mediterránea soledad del invierno de estas latitudes o con esta micro repleta y maloliente en la que me muevo por la ciudad los jueves.
Compañero, tras las cortinas finas de esta casa aguardan los cementerios negados, los muertos, mis muertos, los hijos abortados de esta patria… En Septiembre poco puedo contarte que no tenga que ver con esta herida que supura. ¿DÓNDE ESTÁN?