Ser vegetariano, más que solo eliminar de tajo la carne, significa estar más consciente de los alimentos que consumimos, de dónde vienen y cómo se producen.
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Si bien se escucha que una dieta vegetariana puede descompensar aspectos importantes de la salud por la falta de algunos nutrientes, como las proteínas, también es un hecho que todo se puede compensar con la cantidad y variedad adecuada de alimentos.
La carne de pollo, res y cerdo, además de ser rica en proteínas, también contiene altos niveles de ácidos grados 6 y 9, que pueden ocasionar arteriosclerosis. Además, la producción industrial de estos animales, viene cargada de hormonas, antibióticos y otros factores artificiales que contaminan la carne gravemente. La mejor opción si no piensas dejar de consumir carne es que los animales provengan de granjas orgánicas.
Regresando a los vegetales, un menú vegetariano equilibrado abarca todo tipo de legumbres, frutas, tubérculos, hortalizas y cereales. De esta forma, será rico en los nutrientes necesarios (vitaminas, minerales, ácidos grasos, proteínas…) y mejorará, incidentalmente, la salud cardíaca de aquellas personas que basan su dieta en carnes principalmente.
La soya, en todas sus presentaciones, es un complemento perfecto para que no falten los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita. Y aunque la metionina no se encuentra dentro de sus componentes, puede obtenerse de la leche o el huevo. Ahora bien, si buscas ser vegetariano estricto, este nutriente se puede obtener de la quinua.
¿Buscando razones buenas para dejar la carne? Diversas investigaciones muestran que las dietas vegetarianas previenen la reproducción de células cancerígenas. Además, libera a tu cuerpo de hormonas y agentes extraños que podrían ser nocivos para la salud.