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Oxitocina, la hormona de la empatía

Lo que distingue a los hombres empáticos de los indolentes

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Si quieres que los hombres se pongan en el lugar del otro, se emocionen frente a un niño llorando o estén más proclives a los abrazos, tienes que rociarlos con una pequeña dosis de hormona oxitocina.

Eso fue lo que descubrieron el psiquiatra alemán René Hurlemann, de la Universidad de Bonn, y el neurocientífico británico Keith Kendrick, del Instituto Brahaman Cambridge. Los científicos publicaron un estudio en el que relatan su experimento: utilizaron 48 hombres, divididos en dos grupos. A 24 los rociaron con oxitocina, al resto con placebo.

Esta hormona es la que secretamos las mujeres durante las contracciones para que se dilate el cérvix uterino en el parto y provoca la salida de leche materna. Está relacionada con los patrones sexuales y la conducta paterna y materna, además forma las relaciones de confianza y generosidad entre las personas.

Después del spray de hormona que recibieron los 24 hombres, Hurlemann y Kendrick les mostraron fotografías emotivas: un hombre de luto junto a una niña, alguien abrazando a un gato y un niño llorando. Los del grupo con placebo no mostraron ningún tipo de sentimiento, los que tenían la oxitocina u hormona del abrazo, en cambio, tuvieron mayor empatía emocional, a pesar de que entendía lo que pasaba en las fotos.

En otro ejercicio, los hombres de la hormona fueron notoriamente más capaces de observar detalles en imágenes y palabras. Hurlemann dice que “la hormona no te hace mejor persona, sino que puede intensificar lo que estás sintiendo, en algunos casos”. Esto queda claro en el estudio, que dice que no sólo en hombres insensibles se puede aplicar, sino también en personas con esquizofrenia o autismo porque ellos no tienen la capacidad de leer señales faciales y carecen de sensibilidad social.

Entonces, para que tu hombre mejore su aprendizaje social o se emocione con las mismas películas que te hacen llorar a ti, sólo tienes que darle una pequeña dosis de la hormona del abrazo y verás cómo empieza a entender el lenguaje corporal.

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