Por Olivia O’Gam Espinosa
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Entre 2009 y 2010 México vive una emergencia sanitaria para la que no está preparado: una pandemia de influenza A (H1N1). Gran parte del país se paraliza. Escuelas, comercios y empresas cierran sus puertas ante el temor del contagio. Fue entonces que se toma al home office como una alternativa para hacer frente a la contingencia y no detener la actividad económica del país.
México supera la pandemia pero enfrenta, especialmente en la Ciudad de México, otras contingencias, razón por la que el home office comienza a tener un gran auge, así lo revela en entrevista para nuevamujer.com Jared Cortés, gerente de Trade Marketing y Relaciones Públicas en ManpowerGroup:
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«Las contingencias que hemos vivido en los últimos años han obligando a las empresas a buscar nuevas alternativas para realizar su trabajo. No es algo nuevo, se venía planteando desde hace algunos años, sin embargo, en el mercado mexicano todavía nos estábamos preparados, y todavía no estamos, para entrar a esta dinámica».
Una reciente encuesta realizada en México por Manpower Group, revela que el 87% de las empresas estarían dispuestas a implementar el home office. En lo que se refiere al control de objetivos y actividades, 51% de las organizaciones encuestadas afirma que sí sabe cómo medir la productividad de sus empleados, en tanto que el 49% asegura que no sabe cómo hacerlo.
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La medición de la productividad es uno de los aspectos que más preocupa a las empresas y, debido a que el home office no se ha implementado de forma adecuada, las organizaciones no saben cómo medir esta esta estrategia y que sea funcional:
«Estamos trabajando bajo una postura laboral arraigada, en donde estamos acostumbrados a que el jefe vea a los empleados estar sentados en su lugar 8 horas, y que piense: ‘si entró a las 9:00 y salió a las 18:00 horas, entonces fue muy productivo, porque yo lo vi. Sé que estaba en su computadora».
Para Cortés, hay dos cambios cruciales que las empresas deben hacer para que el home office funcione óptimamente: transformar la cultura y las métricas: «Hay que deshacernos de los prejuicios de que sólo la gente que está en su lugar realmente es la que está trabajando. Por otro lado, medir a los empleados por horario tampoco significa que sean productivos. Hay que cambiar las métricas y medir por proyectos. Al cambiar la cultura y cambiar las métricas, va a ser mucho más fácil aplicar esta metodología».
En México, «el home office es una alternativa que se está implementando pensando más en las mujeres, para que puedan combinar su vida personal con su vida laboral. Bien aplicada, es una estrategia que puede facilitarle todos el trabajo, debe verse como una estrategia global».
Finalmente, Jared Cortés, gerente de Trade Marketing y Relaciones Públicas en ManpowerGroup, explica de dónde debe partir el cambio para que comience a aplicarse con efectividad el home office: «Tiene que ser un trabajo en conjunto porque implica un cambio de mentalidad de todos los involucrados. Tiene que venir de la parte de Recursos Humanos, de hacer un análisis de cuáles son las funciones que sí pueden ser susceptibles de hacer home office y cuáles no y realizar una evaluación de personal para medir las capacidades y si tienen las habilidades para entrar en esta dinámica. También está involucrada el área de sistemas porque si no tienes las herramientas tecnológicas necesarias, no vas a poder implementarlo. Debe existir compromiso de las personas, es un forma más de trabajar pero no significa que estás de vacaciones»