Por Luz Lancheros
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Maria Schneider sufrió una terrible violación planeada por el director Bernardo Bertolucci y ejecutada por Marlon Brando en «El último tango en París» (1972). Él era la estrella más poderosa del mundo y ella apenas comenzaba su carrera. Y aún al sentirse violentada, no pudo hablar del tema por temor a que la industria la rechazara.
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Pero Schneider no fue la única que sufrió vejaciones por parte de directores, productores o colegas. De hecho, sus antecesoras también tuvieron que sufrir acoso sexual e incluso violencia física en los filmes, de mano de directores que casi las destruyen. Solo pocas lograron denunciar, años después, lo que les pasó.
Tippi Hedren y Alfred Hitchcock en «Los Pájaros» (1963)

La sueca era el reemplazo de la icónica rubia glacial Grace Kelly como musa del afamado director de suspenso. La modelo y luego actriz narró que el director la acosó sexualmente y abusó de ella. Prohibió a sus compañeros de reparto que le hablaran. También trató de besarla en una limosina.
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A tanto llegó al tensión, que en la escena clave de la película, en la que los pájaros la atacan, Hitchcock usó pájaros de verdad sin decirle nada a su actriz.
Ella quedó lastimada, pues repitieron la escena en cinco días. Tuvo pesadillas y aunque el médico la incapacitó, Hitchcock no le permitió tomarse la licencia. Este también le cerró las puertas de Hollywood.
Vivien Leigh y Elia Kazan en «Un tranvía llamado deseo» (1951)

La afamada actriz, conocida por su papel de Scarlett O’ Hara en «Lo que el viento se llevó», hizo su segunda gran interpretación al personificar a la decadente e inestable Blanche Dubois, junto a (qué coincidencia) Marlon Brando, que al final de la película abusa de ella, aunque no se ve de forma tan explícita como en «El último tango en París». Ella ya tenía problemas como bipolaridad y depresión y el famoso método de Kazan la llevó al límite, a darlo todo. La exigía al máximo.
La actriz ganó un Oscar por su interpretación, pero culpó a lo que pasó en la película como el catalizador del empeoramiento de sus problemas mentales. Su esposo, el famoso actor británico Sir Laurence Olivier, acusó a Kazan de lo que le pasó a su mujer, que no volvió a ser la misma.
Natalie Wood y Elia Kazan en «Esplendor en la Hierba» (1961)
La actriz, que fue famosa a comienzos de los 60, le tenía terror al agua. Como Kazan solía exigir a sus actores todo de sí, engañó a Natalie para meterse en la bañera y filmarla en el peor estado de su fobia. Ella grita, se revuelca y da una lección de actuación, llena de terror. Sin embargo, Natalie nunca habló contra Kazan. Irónicamente, murió ahogada en 1981.
Joan Crawford vs Bette Davis y Robert Aldrich en «¿Qué fue de Baby Jane?» (1963)

Eran las dos divas de Hollywood más importantes de los años 40. Se odiaban y las carreras de las dos estaban acabadas veinte años después. Se reunieron para interpretar a dos hermanas decrépitas encerradas en una casa que quieren acabar la una con la otra.
Aldrich sabía de la rivalidad de las actrices y dejó que llegaran casi hasta matarse para fines artísticos: Crawford se llenaba los bolsillos de piedras para que cuando Davis la arrastrara, le doliera la espalda. Davis, en venganza, le golpeó la cabeza a Craword y necesitaron puntos para curarla. Davis nunca se quitaba el maquillaje para horrorizar a Crawford. Todas las humillaciones sirvieron para las escenas de la película y se vendió como el circo de dos actrices «decadentes».
Mónica Bellucci y Gaspar Noé en «Irreversible» (2002)

Si bien la actriz nunca llegó a experimentar el horror de Maria Schneider, es protagonista, por veinte minutos, de la escena más perturbadora de violación que se haya visto en las películas en la controversial «Irreversible», donde abusan de ella en un plano único. Bellucci ha dicho que ha interpretado a mujeres que son violadas (y violentadas, como en «Malena»), para ver cómo la belleza puede ser destruida.
Björk y Nicole Kidman con Lars Von Trier

La islandesa protagonizó «Bailarina en la Oscuridad» en 2001. Los malos tratos de Von Trier eran constantes. Incluso un día esperó a que se maquillara para decirle que no rodaría nada con ella. La cantante quedó tan traumatizada con Trier, que juró nunca más volver a actuar.
A Nicole, en tanto, la humilló en el rodaje de «Dogville», en 2003. Ella se lo tragó todo y trató de mantenerse profesional, pero se le veía llorar en privado.
