Por Olivia O’gam
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Hillary Clinton tomó como uno de sus pilares de su campaña la defensa de los derechos de las mujeres. En su primer debate con Donald Trump, evidenció la conducta misógina y machista del republicano, recordándole los maltratos hacia Alicia Machado cuando ésta se coronó como Miss Universo en 1996.
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A partir de ese momento, se abrió una especie de ‘caja de Pandora’ para el empresario, ya que se desvelaron una serie de abusos que había cometido contra diversas mujeres en distintos años.
Pese a esto, Morning Consult reveló en una encuesta de salida que Trump tuvo al menos 41% de votantes femeninos.
Por otro lado, Hillary Clinton no logró ganarse la confianza de los millenials. Solo en septiembre en la Universidad de Temple, Filadelfia, decía a su joven audiencia: «Te necesito como aliado, no sólo para ganar esta elección, sino para impulsar un cambio real». Así lo registraba el diario The New York Times en sus páginas. Pero los millenials no veían con buenos ojos a la candidata, así lo reveló una encuesta realizada por la Universidad de Quinnipiac, que evidenció que la consideraban poco confiable y, en definitiva, no tenían planeado votar por ella y un gran número de ellos no lo hizo.
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En lo que respecta al voto latino, había una clara tendencia de rechazo hacia el republicano entre los electores calificados para votar (de por lo menos 80%), sin embargo, un porcentaje de latinos no revelaba sus verdaderas preferencias electorales. Parte del voto ‘oculto’ podría estar detrás del triunfo del magnate. No hay que olvidar tampoco que se crearon grupos como ‘Latinas for Trump’ que apoyaron la candidatura del republicano a pesar de sus comentarios contra los latinos.
La indecisión de votantes en algunos estados también favoreció a Trump, así como el hecho de que aquellos que no eran fieles a ningún partido, al final dieron su voto al republicano.
De acuerdo con Raquel Saed, especialista en Estudios de México y Estados Unidos y académica del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana, Hillary tenía el duro reto de derribar la estructura de roles y las dudas que generaba su posible desempeño como presidenta: «Muchos hombres consideran que una mujer en el poder les recuerda a su mamá o a su esposa dándoles órdenes. Otros la identifican con palabras altisonantes como ‘bruja’ o ‘perra’, porque así ven a las mujeres que deciden y se imponen porque es una visión del mundo limitada a los roles».