Por Olivia O’Gam Espinosa G.
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Cuando está por nacer un bebé, las mamás sufren una especie de sobrecarga de información, ya que reciben consejos de todo el mundo, por lo que puede haber un ‘corto circuito’ a la hora de aplicar cada una de las recomendaciones.
Para que esto no te ocurra, entrevistamos a la pediatra Inés Álvarez, del Centro Médico ABC, quien nos compartió 10 consejos básicos para mamás primerizas.
1. El alimento que más nutre. Uno de los grandes errores que cometen los padres es dejarse guiar por ideas erróneas o mitos. Uno de ellos es que los niños duermen más y quedan más satisfechos con la leche de fórmula. A esto, nuestra experta responde: «Los niños alimentados con leche materna crecen y duermen mejor. La leche materna está creada especialmente para tu hijo, entonces nada puede compararse con ella. La Academia Americana de Pediatría y la Academia Europea de Pediatría la recomiendan con la certeza de que protege a los niños contra diversas infecciones. Los niños tienen una cierta capacidad gástrica, por lo tanto, se sienten satisfechos ya sea con leche de seno materno o con fórmula, al final se van a terminar despertando a las 3 o 4 horas sin importar qué les des».
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2.Amamanta sin miedo. Hay experiencias de amigas o familiares que pueden desalentarte de amamantar a tu bebé, para que esto no ocurra es importante que sepas: «Deben acudir a una terapia de lactancia, donde les digan cómo sentarse, cómo acomodar al bebé y que se tienen que relajar y sentirse cómodas. Si llegara a lastimarse el pezón, siempre existe la posibilidad de ponerse una pezonera. Lo ideal es que la mamá tenga ganas de querer dar seno materno, porque contra eso los médicos muy poco podemos hacer».
3. Acudir cuando llora el bebé. Si te han dicho que no acudas al primer llanto de tu bebé porque podrías generarle un mal hábito, la doctora Álvarez afirma algo que seguro te será útil: «Los niños van a llorar porque es su forma de comunicarse. Los llantos son para pedir comida, para decir que les duele algo, porque tienen calor o frío o están incómodos. Siempre les decimos a los papás que tienen que funcionar un poco como detectives: si ya le dieron de comer puede ser que tenga un poquito de aire o necesite un cambio de pañal. Si tu bebé llora pégalo a tu pecho, abrázalo y ponlo en posición fetal con las manitas y los piecitos juntos, de manera que el niño se sienta seguro como cuando estaba en tu vientre».
4. Crear un vínculo con el padre. Cuando llega un bebé, las mujeres suelen centrarse en él e intentar hacer todo para cuidarlo a pesar de su cansancio. La experta recomienda: «deben apoyarse mucho en sus esposos o parejas. La mamá siempre considera que es la mejor para cuidar al niño, pero el papá es igualmente bueno. Hay que permitirle a los padres que abracen, carguen y arrullen al bebé para que se involucren. Es sumamente importante involucrar a la pareja porque el hijo es de los dos y los papás a veces se sienten un poquito afuera porque la mamá le da de comer, le cambia el pañal, lo baña y el papá parece que sólo se hace ciertas cosas».
5. Duerme. Sí, las mamás hacen todo por los hijos y tienen una fuerza incuestionable, aunque no por ello no se cansan. Es vital que no te olvides de dormir y lo más recomendable es «hacerlo cuando tu hijo también duerme. Trata de hacer una o dos siestas en el día de tal manera que recuperes fuerza y estés relajada, porque eso también ayuda para la lactancia materna; entre más estresada estés y con menos tiempo, menos leche vas a producir», asegura la experta.
6. ‘Prevenir’ la muerte de cuna. Aunque en el mercado existen productos que pueden ‘prevenir’ de cierta forma la llamada muerte de cuna, la pediatra del Centro Médico ABC afirma que esto no es posible: «No se puede evitar la muerte de cuna siguiendo una especie de receta, ya que no se conoce la causa exacta que la origina. La recomendación para prevenirla, aunque no al 100%, es no calentar en exceso el cuarto del bebé, colocarlo en un colchón firme y que duerma boca arriba. Se ha visto que el uso de tapetes y monitores que registran la frecuencia cardiaca podrían alertar a los padres, pero también se accionan si el niño se mueve o cambia de posición, por lo que pueden haber muchas alarmas innecesarias Los niños que salen en perfecto estado no necesitas tener ninguno de estos monitores, por el contrario, aquellos que nacieron prematuros o con complicaciones neurológicas, sí deben monitorearse, aunque como no es una supervisión completa como la que se hace en los hospitales siempre existe el riesgo».
7. Cuidado con la depresión postparto. En la consulta semanal y mensual tras el parto, los médicos empiezan una evaluación de rutina con las madres para detectar posibles signos de alarma. Preguntan qué tanto has dormido, qué tanto descansas, cómo está tu ánimo y cómo percibes a tu bebé. No todas las mujeres son propensas a padecer depresión postparto: «quienes padecieron depresión mayor en una etapa de su vida, tienen más predisposición a padecerla. Sin embargo, todas pueden estar en riesgo por la parte bioquímica del proceso hormonal que sufrimos durante el embarazo. Es muy importante que la familia y los médicos estén al pendiente si la mamá no está durmiendo adecuadamente, si está bajo mucho estrés, si se encuentra poco apegada al bebé o empiezan a notar que no da los cuidados básicos al bebé. Es normal que lloren, pero no es normal que se sientan tristes o demasiado agobiadas por el nacimiento de su hijo».
8. Está al pendiente de las heces fecales de tu bebé. En este aspecto, la experta es clara: «Los niños comen y tienden a defecar. Los colores que no están permitidos en las heces son el rojo, porque puede ser sangre, el negro porque puede ser sangre diluida y el blanco porque puede ser un problema de las vías biliares. De ahí en fuera todos los tonos de amarillo, verde o café están permitidos. El color normal, cuando están alimentándose de leche materna, es un amarillo, dorado un café claro».
9. Crea una rutina. Aunque los bebés cambian por completo la dinámica de los padres, es importante crearles una nueva rutina. «Se ha estudiado mucho que el saber qué va a suceder les da tranquilidad a los bebés y los ayuda a tener menos ansiedad. Si tú educas a tu niño desde chiquito de que hay un momento para comer, otro para dormir, lo entiende y es mejor. Empiezas a leer mejor a tu hijo. Si les damos de comer al bebé cada vez que llore o empiece a succionar, no vamos a saber si todo el día tiene hambre o quería sólo apapacho. Si el niño se pone irritable por mucho estimulo vamos a creer que le está pasando algo más o sospechar que tuviera un dolor, por no tener una rutina.
«Cuando nacen los bebés, lo hacen teniendo el sueño invertido, ya que estaban acostumbrados a que durante el día la mamá al caminar los arrullaba y en la noche pateaban porque estaban despiertos. Poco a poco hay que cambiarles el patrón y enseñarles que de día hay luz, ruido, apapacho, la mamá platica, da masaje, y en la noche la luz está apagada, no hay ruido».
10. ¿Qué no se acostumbre a que lo carguen? No debes dejar llorar a tu bebé, especialmente si está recién nacido: «Si los dejamos llorar, en vez de cargarlos y arrullarlos, el niño comienza a sentir que no necesita llorar, que ya no vale la pena porque nadie acude a su ayuda. Hay que apapacharlos, especialmente a los menores de 3 meses, porque necesitan tener la seguridad de que su mamá está ahí para cubrirles sus necesidades. Un poco más grandes, cuando son mucho más conscientes de que hay espacio entre su mamá y ellos, sí se pueden acostumbrar a que se les resuelva la vida cargándolos en los brazos, pero si se trata de menores de 3 meses deben acudir porque si no empiezan a sentir abandono».