Por: Carmen Deliz Maldonado Rodríguez
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El delicado movimiento de sus caderas, que parece sincronizarse perfectamente con el ritmo de la música, deja hipnotizados a sus espectadores. Pero lo que ellos no se imaginan al verlas es el parentesco que tienen las tres bailarinas.
Para sorpresa de muchos, una es la nieta, otra es la hija y la tercera es la abuela. Daraliz Andujar, Jadaliz Pagán y Janet Vega conforman Generations Belly Dancers, el único trío en la Isla que se dedica en conjunto a esta danza. La generación de mujeres transmite una dosis de encanto al público que lo observa mediante la danza del vientre.
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Andújar, la más joven del grupo, se siente dichosa porque «nadie tiene esa oportunidad de bailar con su mamá y mucho menos con su abuela».
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El belly dace llegó a esta familia gracias a Vega, quien con 60 años de edad conserva un espíritu vivaracho y se considera una bailarina innata. Tango, ballet, flamenco y samba son solo algunos de los géneros musicales que domina. Pero no fue hasta que participó de una actividad laboral que quiso experimentar la danza del vientre.
«Es un movimiento bien bonito, bien femenino y llama mucho la atención», dijo. Por lo que, luego de tomar clases hace 19 años, se convirtió en una experta y su hija, Pagán, no tardó mucho en seguir sus pasos. «Lo demás es historia», tal y como puntualizó.
La estudiante de secundaria, por su parte, se crió entre velos y el sonido de los crótalos, dos de los elementos utilizados en el conocido baile árabe. Y aunque su mamá y su abuela digan que no tenía otra opción, ella es una belly dancer porque quiere.
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Más allá de los espectáculos y las presentaciones, Vega y Pagán han sido testigos de los beneficios del baile. En 2001, la sexagenaria sufrió un derrame cerebral que le provocó una parálisis en el lado derecho de su cuerpo.
«A mí me ayudó muchísimo… Estos ejercicios son buenísimos para la coordinación neurológica» que había perdido, aseguró. A los tres meses ya estaba recuperada y ella le atribuye parte de su mejoría al belly dance.
Además, «se utiliza como método de parto y yo doy fe de eso porque ya yo llevaba bailando desde los 17 años y cuando yo la tengo a ella… (Andújar) De un pujo yo la saqué», afirmó Pagán. Y es que los músculos que impulsan el bebé son los mismos que se trabajan en este baile.
La mujer de 39 años también padece de escoliosis severa, una enfermedad progresiva que causa una curvatura en la columna vertebral. «Hace poco saqué otras placas» y «se detuvo, no ha sido progresiva. Me dan dolores, pero no me impiden bailar», manifestó.
Generations Belly Dancers cuenta con dos academias, una en Guaynabo y otra en Bayamón, donde se ofrecen clases de danza del vientre, samba y baile hawaiano.