80 mil dólares. Un dinero que serviría para darles vivienda a varios y seguro de salud. Un dinero que serviría para mejorar las vidas de muchas personas y que fue usado en un traje de alta costura de Chanel que vistió Melania Trump para su cena con el presidente Macron y su esposa, Brigitte. Ese, por lejos, ha sido el vestido más caro de un grupo de piezas que sobrepasan los 10 mil dólares y cuyas marquillas transpiran lujo europeo y que han sido objeto de memes (como los del sombrero de Hervé Pierré, diseñador del que la Primera Dama es asidua) y fúricas críticas, como los tacones que se llevó para atender la inundación de Texas el año pasado por el Huracán Harvey. Algo que no ha parado desde que su marido era candidato, ya que su predecesora, a pesar del costo elevado de sus vestidos (de hasta 47 mil dólares y de diseñadores como Zac Posen y Carolina Herrera) , daba una imagen de mujer más “común”.
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¿Será Melania la nueva María Antonieta, la desdichada reina francesa a la que guillotinaron, entre otras cosas, por su despilfarro? Quizás no: este aire de elegancia no ha privado a Melania, irónicamente, de su popularidad. De hecho, se ha disparado, aunque sea blanco de memes, es alabada por estar apartada de su marido (más aún con el escándalo de Stormy Daniels) y por su entereza y elegancia. La última encuesta, hecha por CNN, reveló que el 57% de su muestreo tiene una imagen favorable de ella. Quizás es lo que explicó Elizabeth Mehren, experta en Primeras Damas, al comienzo de su mandato en medios estadounidenses: ante sus ausencias de la Casa Blanca y al estar lejos de su marido, le quita al rango todo anacronismo por aparecer en eventos esporádicos y por su elegancia. Una que no alcanza el rango icónico de Jackie Kennedy, que llegó a democratizar su estilo, ya que Melania y sus cifras imposibles en vestuario la hacen distante, aunque paradójicamente querida. Pero falta mucho para que llegue a ser odiada, tal y como otras pares que viven en países donde la desigualdad es un problema rampante.
María Antonieta viene de países en guerra
A la infortunada reina francesa le cortaron la cabeza entre otras cosas, porque su amor por la moda contrastaba en un país en la miseria. Algo parecido quisieran hacer miles de mexicanos con la primera dama, Angélica Rivera, a la que ven como una continuación de Imelda Marcos y sus tres mil pares de zapatos o como una Asma Al- Assad (Primera Dama de Siria), quien salió en Vogue antes de que su país cayera en una sangrienta guerra civil mientras ella vestía firmas de lujo.
A Rivera la critican no solo por su estilo, sino por su derroche, ya que sus vestidos han sido de Valentino, De la Renta y McQueen. Vestidos de entre tres y siete mil dólares, que calan hondo en un país con altísimos índices de violencia y alteración en el orden público. Y donde la riqueza está concentrada en solo el 1% de la población.
Algo similar pasa con Marcela Temer, que usa vestidos del mismo precio y que han sido orquestados por su estilista, Luisa Farani y que cosa curiosa, producen el mismo fenómeno que su homóloga. Al igual que Melania, fue modelo y tal y como las otras “Marías Antonietas”, ha sido criticada solo por su papel de mujer florero, en el que se dedican a causas más bien dedicadas a la niñez y en el que solo la primera parece –en teoría, porque en la política hasta el botón de las blusas es pensado– desligarse de su marido.
¿La figura de la reina María Antonieta sigue vigente? Sí, más que nunca. La guillotinan en redes sociales, pero irónicamente compran los vestidos que usan en la web y los alaban al día siguiente, porque la moda no es el chivo expiatorio, pero el cómo se usa, sí.
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Q&A
William Cruz Bermeo, historiador de moda, UPB, Medellín, Colombia
¿Por qué Melania Trump es tan controvertida?
Tiene que ver más con la elección de Trump como presidente. Y claramente, eso se ve reflejado en la forma que la gente se aproxima a la Primera Dama, que es la ropa. Desde el mismo momento de la posesión se dijo, por ejemplo, que la ropa de Ralph Lauren encarnaba la actitud del mismo gobierno de Trump, una América que no existía, idealizada, y llena de privilegios. Pero estas son lecturas muy generales. Pero uno entiende que siendo una mujer muy joven, su vestuario es muy fiel a esa rigidez del gobierno de Trump, uno podría entenderla como una especie de “Dama de Hierro” contemporánea. Otros analizan alguno de sus looks que son parecidos a los de Jackie Kennedy. Con todo lo que puede uno decir de su vestuario, es básicamente lo que se esperaría: que está al lado de otro personaje que parece opacarla en su propio carácter. Uno no encuentra a una Melania muy definida –en términos vestimentarios– quizás más adelante nos haremos una definición de cómo es su vestimenta.
¿Por qué a las primeras damas se les critica el costo de sus vestidos? ¿Por qué a Michelle no y a Melania sí?
Tiene que ver mucho el aprecio que puede tener el pueblo hacia estas primeras damas, su popularidad y el gobierno que acompañan y representan. Los guardarropas de Michelle no eran nada económicos, eran de diseñador o políticamente afirmativos (como usar diseñadora de origen latino). Pero había tanta empatía entre ella y los norteamericanos, que nadie la veía como una señora ostentosa, que es lo que suele pasar con Melania Trump y Angélica Rivera y otros personajes históricos. Donde la gente, por su falta de identificación convierte la ropa y la apariencia en un chivo expiatorio de sus propios odios y desacuerdos con aquellos gobiernos y esas cosas que representan. Yo creo que está ligado a los ánimos del pueblo y a la proyección que tienen dentro del mismo.
¿Todavía existe esa figura de “María Antonieta”?
Sí creo que exista. Y María Antonieta se convirtió en la figura que mejor sirve para constituir la metáfora del derroche en términos de gobierno y estado. México es el caso que mejor le representa. Porque históricamente, comprende realidades similares: un país en crisis, un pueblo en la pobreza, miseria rampante, vs. el consumo exacerbado que no se compara con la desigualdad que existe al interior de esas naciones. El personaje es la bandera que sirve para etiquetar esos comportamientos ostentosos en una era donde los gobiernos están llamados a la austeridad y donde los pueblos están pasando etapas críticas.
La gente, por su falta de identificación convierte la ropa y la apariencia en un chivo expiatorio de sus propios odios y desacuerdos con aquellos gobiernos y esas cosas que representan. William Cruz Bermeo
¿Por qué Brigitte Macron se salva de todo eso?
No le pasa en términos de la ropa porque Francia es un país para el que la moda tiene un significado mucho más profundo que el que puede tener para otras naciones. Y lo tiene porque para Francia la moda es una expresión cultural, material, intelectual y ha sido de siempre. El hecho de que su primera dama sea una abanderada, para ellos es cumplir el papel que le toca.
¿Crees que Melania va a pasar inadvertida, será un ícono de moda?
La pregunta es complicada, porque todas las Primeras Damas dejaron algo. Nancy Reagan, imponente, de rojo, collar de perlas, era una figura análoga a Margaret Thatcher en Estados Unidos. Pero con Melania hay mucha resistencia de los diseñadores, no hay un estilo claro y entendible, que no hay todavía un sello personal, que si es rastreable en las otras primeras damas, entonces me cuesta decir si es un estilo que pase a la historia. No le hemos encontrado un sello distintivo que marque el carácter de ella como la esposa del tipo de presidente que es Trump.