En la vida, a veces los caminos más inesperados nos llevan a destinos que siempre estuvimos destinados a alcanzar.
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Ese fue el caso de Indira Oviedo, una ecuatoriana que, tras 30 años en el mundo financiero como gerente en multinacionales, decidió dar un giro radical a su carrera para convertirse en una exitosa diseñadora de alta costura.
Su historia es un testimonio de cómo seguir las pasiones de la infancia puede cambiar el rumbo de la vida.
La semilla de su amor por la moda se sembró cuando era niña, al hojear revistas de moda y enamorarse de los impresionantes vestidos de novia. “Siempre me fijaba mucho en esos diseños. No podía dejar de admirarlos”, nos cuenta Indira.
Sin embargo, como muchos, sus intereses tomaron otro rumbo y la vida la llevó al sector financiero. Pero el destino tenía otros planes.
Una experiencia laboral en Turquía le dio la oportunidad de encontrarse con quienes hoy son sus socios. Se trataba de un grupo de diseñadores de vestidos de novia, cuyo taller estaba al borde de la quiebra debido a la crisis económica que atravesaba el país.
Fascinada por la habilidad y la dedicación de los profesionales, Indira decidió hacer algo al respecto. “Cuando vi cómo estaban cerrando esos talleres, supe que tenía que hacer algo para ayudar. Fue una oportunidad que no podía dejar pasar”, explica.
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Así fue como Indira, armada con su pasión por la moda y el respaldo de su equipo de Turquía, comenzó a trabajar con los diseñadores y a enviar muestras de sus creaciones a varios países.
El resultado fue un éxito rotundo, superando todas las expectativas. Ese primer pedido fue solo el inicio de lo que se convertiría en una nueva etapa de su vida.
En lugar de seguir en su puesto en el área financiera, Indira dejó todo para seguir su verdadera pasión. Decidió traer los diseños de Turquía a Ecuador y, al mismo tiempo, estudió diseño.
Con los años, su estilo evolucionó, incorporando elementos de la cultura turca en sus diseños, pero siempre con un toque occidental, adaptado a los gustos de Ecuador.
Hoy, ocho años después de dar ese valiente paso, Indira ha formado un equipo de trabajo en Ecuador y se ha especializado en la alta costura femenina y masculina. Sus diseños no solo son conocidos por su calidad y exclusividad, sino también por la fusión de culturas y el enfoque personalizado que le imprime a cada prenda.
“Cada país tiene una cultura distinta, por eso me he encargado de occidentalizar mis vestidos para que sean más accesibles y que reflejen la esencia de quienes los usan”, nos explica.
Uno de los momentos más significativos de su carrera fue su participación en el desfile “Contrastes”, donde presentó una colección en honor a su madre, quien falleció.
“Fabi” fue el nombre de la colección, una muestra de su amor y respeto por la mujer que siempre la apoyó. Este desfile representó un punto de inflexión para Indira, reafirmando su pasión por el diseño y su habilidad para transformar el dolor en belleza.
¿Cómo ha sido tu experiencia trabajando con la Fundación Reina de Quito?
Indira también ha trabajado con la Fundación Reina de Quito, una experiencia que le ha brindado valiosas lecciones sobre la moda y el mundo de los certámenes de belleza.
En su proceso creativo, le gusta involucrarse con las personas, conversar con las candidatas, conocer sus personalidades y darles tips para que se sientan realmente hermosas.
Para Indira, la moda no es solo estética; es una herramienta para empoderar a las personas y hacerlas sentir mejor consigo mismas.
Con su equipo de 35 personas en Turquía y 12 en Ecuador, Indira continúa creciendo y creando, llevando su visión a nuevos horizontes. Su mensaje es claro: todo es posible. “Lo importante es dar pequeños pasos, ser constantes y apasionados. Si realmente amas lo que haces, todo llega”, asegura.
Indira Oviedo nos demuestra que nunca es tarde para reinventarse y seguir el camino de nuestras pasiones. Y sobre todo, nos enseña que la perseverancia, la visión y el amor por lo que uno hace son las claves para transformar sueños en realidad.