Muchas colecciones se han hecho en estos últimos veinte años pensando en las historias que provee Colombia. Su biodiversidad, sus pueblos originarios, sus artesanos, los pasos de los hombres y mujeres que han conformado pueblos, saberes y cantos. Pero cuando se habla del Magdalena se llega al origen, al punto de la vida, al camino que transportó culturas, universos, que creó vidas, ritmos y formas de ser.
El río que nace en el Páramo de las Papas y que desemboca en Bocas de Ceniza trayendo varios episodios de la historia del país y que resume perfectamente Wade Davis en el libro lanzado hace dos años y que lleva su nombre. Y en el que se inspiró Diego Guarnizo, uno de los grandes narradores de moda nacional, para una colección más depurada que las anteriores.
Guarnizo es sinónimo de artesanía, pero también un creador que sabe plasmar de manera competente, versátil y contemporánea la inspiración que toma de su propio origen. Nacido en el Huila ,esta vez quiso tener al río como centro, pero lejano de la literalidad.
Es por eso que se inspiró en los monolitos y en las estrellas que se ven en el desierto de la Tatacoa para plasmarlos como estampados sólidos y poderosos que recuerdan la cultura de San Agustín y también evocan dinamismo y modernidad.
“Yo nací en el Tolima, pero mi adolescencia fue en el Huila, pero estando allí, pero obviamente San Agustín era mi hábitat. Con esta colección traigo esa cosa raizal de San Agustín como parque arqueológico y cómo mutar la historia de las piedras y que se convierten en gráficos. Y nos fuimos más allá. El desierto de la Tatacoa es mágico y poderoso energéticamente, y con estos andares tuvimos esta contextualización”, le explica Guarnizo a PUBLIMETRO. “Basta que, con quienes usen las piezas, que se remitan al territorio y ahí ya ganamos”, añade.
“El tema es una inspiración en cuanto a relato, pero no es fijo. El Magdalena se trata más como región. Pensando en eso he intentado viajar por el país lo más posible, y en estos lugares tomé todo esto para ver cómo es esta inspiración, o a qué le evoca a un lo que no es obvio. El río son las piedras, pero son los elementos de San Agustín. Y de ahí tomar las formas para hacer algo contemporáneo”, le explica Diana Jaramillo a PUBLIMETRO, diseñadora de la marca.
El proceso tenía que pasar a ser textil y moda sin llegar a la literalidad del agua y la tierra. Es por eso que la colección tiene cuatro colores predominantes: blanco, negro, fucsia y uva como contraste, y con bases textiles como el terciopelo. “Yo estaba muy saturado del color con Feliza y Alegría y quería darme un remanso. Y quise hacer todo en blanco y negro, y con estudios de color nos fuimos con estos colores”, expresó Guarnizo. “Con ‘La Jaguara’ experimentamos con el terciopelo, y quisimos volver a esto. Y en el estudio quisimos hacer algo distinto a través de la tecnología para no caer en los lugares comunes”.
De la artesanía a lo sporty
Los accesorios de la colección están a cargo de Tejidos Chakana, aliados de Guarnizo y quienes se hicieron célebres al tejer el rostro de Carlos Pizarro sobre uno de los abrigos de ‘Feliza’ que usó para la posesión de Gustavo Petro. Esta vez, con maxi aretes en los mismos colores y con un dinámico juego de anillos.
Igualmente, Guarnizo ha usado para varias de las producciones de televisión colombiana sombreros nariñenses de Sandoná, que se han hecho populares como artículos de moda. Estos están confeccionados por la artesana Fanny Paredes, y serán parte del catálogo de la página del diseñador. Asimismo, hay dos piezas, un crop top y un chaleco, hechos con la técnica entretejida de las canastas.
Este es el contraste con las plumas que añaden un toque de dramatismo extra a la colección, que también tiene piezas accesibles como los bodies y por supuesto, las sudaderas para aquellos que quieren probar una tendencia que está imperando desde hace años en el retail.
De esta manera, el diseñador expande su universo, de tal manera que cualquier estilo, ocasión y forma de expresión son representados. La colección ya está a la venta.